Los amigos y familiares de ‘Pisly’ y ‘Emin’ pidieron ayer justicia por la muerte de los dos jóvenes a causa de los disparos efectuados por la Marina Real marroquí el pasado domingo. Casi una semana después del trágico suceso, los más allegados a los dos jóvenes convocaron una improvisada protesta para pedir explicaciones por lo ocurrido. Pasadas las 16:00 horas decenas de personas comenzaban a llegar a las inmediaciones del paso fronterizo de Beni Enzar, encabezados por el padre y los hermanos de Abdeslam Ahmed Ali (‘Pisly’). No había petición oficial a la Delegación del Gobierno, pero sí un dispositivo de Policía para controlar la multitud.
Poco a poco el número de asistentes se fue multiplicando hasta rondar el medio millar, la mayoría, como ya ocurrió en el entierro, eran muy jóvenes. El primer cuarto de hora fue tranquilo, los chicos portaban pancartas y la protesta transcurrió en silencio, hasta que los asistentes decidieron cortar el tráfico en dirección al puesto fronterizo. En pocos minutos avanzaron hacia la entrada a Marruecos sin que los agentes de Policía que estaban preparados pudieran controlarlos. El grupo descontrolado y con gritos de “Marruecos mata, España calla”, o “No somos marroquíes, somos españoles” se dirigió hasta la puerta de entrada a Melilla desde el país vecino con la intención de protestar desde la zona denominada como ‘tierra de nadie’. Los agentes de Policía Nacional y Guardia Civil tuvieron que apresurarse a cerrar las puertas para evitar que los manifestantes pudieran entrar.
Durante casi 45 minutos la frontera permaneció cerrada. El marido de Farah, hermana de ‘Pisly’, intentó calmar los ánimos y poner orden. El objetivo de todos era acercarse más a los gendarmes marroquíes. “Queremos que nos escuchen”, le explicaban a la Policía, mientras llamaban “Asesinos” a los agentes del país vecino. Justo en ese momento de tensión, entre la multitud apareció la madre de ‘Pisly’. Malika, apoyada sobre otras dos mujeres porque apenas podía mantenerse en pie, trataba de convencer a uno de los agentes de que los dejaran pasar. “Me han quitado a mi hijo. Esos hijos de puta lo han matado”, decía la mujer con un grito que apenas podía salir de la garganta, encerrado por el dolor y las lágrimas.
Los manifestantes reivindicaban su españolidad. “Nosotros somos españoles”, gritaban. La tía de uno de los jóvenes insistía. “Nosotros hemos nacido en Melilla, nuestros padres también y nuestros hijos se ha criado aquí. No somos ciudadanos de Marruecos”.
Después de casi 40 minutos, los nervios se calmaron un poco y los asistentes a la protesta decidieron emprender la marcha en dirección a la Delegación del Gobierno. Su objetivo era pedir explicaciones al delegado, Abdelmalik El Barkani, por lo ocurrido. “Donde está ahora El Barkani”, insistían.
En torno a la mitad de los asistentes a la concentración se dirigieron a la Plaza de España por el Paseo Marítimo. La comitiva iba escoltada por la Guardia Civil y precedida por varios vehículos conducidos por algunos de los manifestantes que ejercieron de improvisados guardias de tráfico y fueron desviando los coches hasta llegar a su destino.
Casi una hora tardaron en recorrer el camino, durante el que fueron parando para hacer sentadas y pedir justicia por lo ocurrido. “Todos somos ‘Pisly’ y ‘Emin’ ”, gritaban. Detrás de todos los manifestantes, la madre de ‘Pisly’, que sacó fuerza para llegar hasta la Delegación del Gobierno.
Alrededor de las seis y media de la tarde, los manifestantes llegaron a su destino, allí los esperaba un amplio dispositivo policía y algunas decenas de personas para unirse a la protesta. Detrás de la pancarta de ‘Asesinos. Todos somos ‘Pisly y Emin’, los melillenses se sentaron frente a la Delegación, tranquilos y cansados después de más de dos horas de protestas.
Un minuto de silencio, que se rompió con un sonoro aplauso, sirvió para recordar a los dos jóvenes. Los manifestantes pidieron una vez más al delegado del Gobierno que saliera para dar una respuesta, pero no lo hizo. Pocos minutos después de la sentada, decidieron disolver la concentración. “Somos civilizados. Ahora cada uno se va a casa tranquilo, queremos que hagan justicia, pero no queremos tomarnos la justicia por nuestra mano”, aseguró una de las asistentes. Se fueron, eso sí, asegurando que volverán esta semana para seguir reclamando una explicación al “asesinato” de estos dos jóvenes de 20 y 24 años.
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