Chakib Mohamed: "Sale más barato comer fuera en Navidad que preparar una cena en casa"

La lluvia y los cambios de hábitos marcan la asistencia a los locales durante las fiestas, ganando protagonismo las comidas en lugar de cenas y el tardeo frente a la noche

La campaña de Navidad ha transformado el comportamiento de los melillenses con respecto a la hostelería, debido al encarecimiento de los alimentos. Un periodo tradicionalmente fuerte para el sector que, sin embargo, este año ha estado marcado por un balance “un poquito más flojo” que el del pasado ejercicio y por una serie de peculiaridades que confirman que los hábitos de los melillenses están cambiando. Así lo explica Chakib Mohamed, presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Melilla, quien analiza una Navidad diferente y pone la mirada en una Nochevieja que apunta a seguir la misma tendencia.

Según Mohamed, la campaña navideña no puede calificarse de negativa, pero sí de distinta. “Ha sido más floja que el año pasado, pero es normal. Ha habido muchas peculiaridades y cambios, sobre todo en las costumbres”, señala. Uno de los factores determinantes ha sido la climatología. La lluvia, bienvenida por la necesidad que existe tras periodos de sequía, ha tenido un impacto directo en la actividad hostelera, especialmente en las terrazas y en las salidas nocturnas. “Por una parte hay que llorar y por otra alegrarse. La lluvia limita muchísimo las salidas y eso se nota”, explica.

Uno de los cambios más evidentes ha sido la transformación de las clásicas cenas de Navidad. “Ya no son cenas, son comidas”, resume el presidente del sector. Las tradicionales reuniones nocturnas han perdido fuerza frente a encuentros diurnos y, especialmente, frente al fenómeno del tardeo, cada vez más consolidado en la zona centro, donde se concentra buena parte del ocio. Este tardeo prolongado ha repercutido directamente en la bajada de la actividad nocturna en restaurantes y bares, una tendencia que, según Mohamed, responde claramente a un cambio de hábitos sociales.

A pesar de ello, algunos establecimientos han logrado mantener un buen nivel de actividad, aunque concentrado en pocos días. “Han sido cuatro o cinco días nada más, básicamente los fines de semana”, apunta. La mayor afluencia se ha registrado, sobre todo, durante los dos últimos fines de semana por la mañana. En fechas clave como Nochebuena y Navidad, la situación ha sido desigual. El día 24 se notó una menor salida de gente, mientras que el 25 sí registró más movimiento que otros años.

Este comportamiento tiene una explicación clara, el encarecimiento de la cesta de la compra. “El coste de las mercancías es muy costoso y hacer acopio para luego no comérselo es un problema”, afirma Mohamed. Ante esta situación, muchas familias han optado por cenar en casa de forma más austera en Nochebuena y salir a comer fuera el día de Navidad. “La gente compra lo justo para cenar en casa y el día 25 se echa a la calle”, señala.

La lluvia también tuvo su papel protagonista en esas fechas. El día de Nochebuena amaneció con mal tiempo, lo que complicó la situación de muchas reservas, especialmente en locales con terrazas. Sin embargo, el panorama mejoró a partir del mediodía, permitiendo cierta recuperación de la actividad hasta que volvió a llover entrada la noche.

Con la mirada puesta en el final del año, el sector se prepara para una Nochevieja que previsiblemente repetirá el patrón navideño. Mohamed anticipa que lo ocurrido el 24 y el 25 volverá a suceder el 31 y el 1 de enero. Tradicionalmente, el día uno era una jornada tranquila, con muchas personas optando por quedarse en casa, pero este año las reservas apuntan a un aumento de la actividad. “Hay más reservas para el día uno que otros años”, asegura.

En cuanto a la planificación, el presidente de Hostelería destaca que las fechas señaladas se reservan con mucha antelación. “Para los días 24, 25, 31, 1 y 6, hablamos de reservas que se hacen incluso seis meses antes”, explica.

Respecto al número de locales que ofrecerán cotillón esta Nochevieja, Mohamed señala que serán pocos los establecimientos que cuenten con una propuesta completa de cena, fiesta y baile. Entre ellos, el Hotel Melilla Puerto, la Hípica y espacios como el Club Marítimo. El resto de locales optarán por ofrecer cenas, las tradicionales uvas y alguna copa, mientras que las fiestas con baile quedarán reservadas a los establecimientos que disponen de espacio adecuado para ello.

Uno de los grandes problemas del sector sigue siendo la falta de personal. “No hay refuerzos porque no hay trabajadores”, lamenta Mohamed. Los locales han tenido que afrontar estas fechas con el personal habitual, en un contexto complicado que se ve agravado por otro fenómeno cada vez más frecuente: las cancelaciones de reservas sin previo aviso. “Se reservan mesas para diez o quince personas y luego se presentan cinco o siete, o directamente no llaman para cancelar”, denuncia. Ante esta situación, el sector se plantea aplicar medidas ya habituales en otras partes del país, como la solicitud de datos bancarios, la confirmación previa de reservas y posibles penalizaciones.

De cara al nuevo año, las expectativas son moderadamente optimistas. “Esperemos que sean buenas, que sigamos la misma tónica que el año pasado”, afirma el presidente. No obstante, existe una gran preocupación: la subida imparable de los precios. “Cuanto más se factura, menos beneficio se tiene”, advierte Mohamed, una paradoja que, según él, va en contra de las leyes económicas básicas.

El problema principal es el incremento desmedido del coste de los productos. No se trata de subidas del IPC del 4% o del 7%, sino de aumentos que alcanzan el 80%, el 90% e incluso el 200% o el 300% en productos clave como el cordero, el marisco o los huevos. “Son productos de primera necesidad para cualquier establecimiento”, subraya. Sin embargo, estas subidas no se reflejan en las cartas, que no pueden actualizarse constantemente.

Mohamed asegura que son ya cuatro años los que llevan conteniendo los precios. "Si tuviéramos que cobrar el porcentaje de rendimiento a razón del coste de producción y el coste de funcionamiento, difícilmente podría salir cualquier persona a hacer uso de la hostelería. Sería un gran lujo".

Es por esta contención que Mohamed destaca una tendencia positiva. Cada vez más gente opta por comer fuera en lugar de hacerlo en casa, especialmente en fechas señaladas. “Es más barato comer en un establecimiento, no hay desperdicio y no tienes que preparar nada”, concluye. Una realidad que explica por qué, con un mercado "insoportable", la hostelería sigue siendo un punto esencial en la vida social de Melilla, también en Navidad y en la antesala de un nuevo año.

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