Son muchos los periodistas que en Melilla han ejercido su profesión con mayor o menor fortuna, testimoniando de la mejor manera que pudieron el pálpito de la ciudad, Y que inevitablemente el paso de los años ha ido dejando en el olvido, quedando con ellos también sumido en el abandono sus interesantes visiones y comentarios del devenir de la ciudad. Páginas de nuestra historia que celosamente custodian las hemerotecas.
A pesar de que fueron numerosos los periodistas, son escasos los nombres que alcanzan a recordar el pueblo. Por ello desde estas páginas a continuación vamos a procurar evocar la memoria de uno de ellos, Carlos Sanz Escalante, cuando en estos días se cumplen los ochenta años de su fallecimiento a la temprana edad de 31 años.
Nació en La Habana, Cuba, coincidiendo con los últimos momentos de la presencia española en aquella isla, y siendo niño, contando doce años, comenzó a residir en Melilla en compañía de su familia. En razón de la profesión de su padre, archivero de Oficinas Militares, que falleció en Melilla a la edad de 63 años y era natural del pueblo de Rapariegos en la provincia de Segovia.
Periodista de a pie
Sanz Escalante se inició joven en el Mundo de la Prensa, de la mano de Jaime Tur y Mary, un personaje cercano en importancia a la del fundador, propietario y director de El Telegrama del Rif, Cándido Lobera.
Jaime Tur, propietario y director del pequeño, casi testimonial diario La Gaceta de Melilla contrató como administrador y redactor hacía el año 1917 a Sanz Escalante, contando éste dieciocho años.
Para aumentar sus ingresos económicos así como poder crear una familia, desde finales del mes de mayo de 1925 simultaneó sus actividades en La Gaceta de Melilla con las de redactor de El Telegrama del Rif, donde no solía firmar sus artículos, aunque en ocasiones creemos que firmaba con la letra mayúscula ‘S’.
Además la gran demanda en la Península de noticias procedentes de Melilla y su antigua zona de influencia, por motivo de las Campañas de Marruecos, propició que lograra unos ingresos extras ejerciendo de corresponsal de guerra y en Melilla de algunos importantes medios de comunicación nacionales, en concreto de los periódicos La Unión Mercantil de Málaga y El Debate de Madrid, así como la agencia informativa Mencheta.
A pesar de su gran dedicación al periodismo. Para poder aumentar su nivel adquisitivo en unos momentos de acentuada crisis económica, logró como administrativo una gratificación mensual de 150 pesetas, entre julio de 1924 y diciembre de 1927, por parte de la Comandancia General de Somatenes Armados en Melilla, de la que Jaime Tur fue abanderado. Y un año después, en febrero de 1928 alcanzó una plaza de funcionario, auxiliar interino de la Junta Municipal de Melilla, organismo antecedente del Ayuntamiento creado en 1931.
En la Junta Municipal estuvo destinado en el Negociado Central y tuvo a su cargo el Registro General de Entrada. Confiándosele además la organización de las suscripciones públicas en homenaje a S.M. la Reina Doña María Cristina, Excmo. Sr. Marqués de Estella y Junta Nacional del Mutilado en Africa. Y pasó más tarde como agregado al Archivo del mismo Negociado Central.
La Unión Mercantil
“La situación en Marruecos. Desde Melilla”, este era el encabezamiento genérico de las crónicas que enviaba desde Melilla Carlos Sanz al importante diario malagueño de intereses generales La Unión Mercantil. El de mayor venta en toda Andalucía. Unas relevantes informaciones que solían ocupar lugar destacado en primera página e ir firmadas ‘C. Sanz’, junto a la fecha de salida del escrito de nuestra ciudad.
Cuando la noticia era relevante, ésta ocupaba casi toda la crónica, mientras que en momentos de tranquilidad, el espació, unas dos columnas también en portada, era ocupado por diversas informaciones breves, aunque no por ello intrascendentes. Pues todo lo que ocurría en la zona de Melilla era de interés nacional para los numerosos familiares y amigos del elevado número de soldados expedicionarios que aquí se encontraban Así, a modo de ejemplo de crónica de guerra podemos mencionar la titulada ‘De la operación de ayer’. Donde refería algunos de los sucesos que siguieron al hundimiento del buque de Trasmediterránea “Juan de Juanes” por la artillería rifeña. Así escribió: “Los llegados de Alhucemas. Como decía en mi información de ayer, a las cinco de la tarde de ayer llegó a Alhucemas el motor A. Ibancos conduciendo varios paisanos de aquella isla.
Estos son el maquinista don Manuel Suárez, mayordomo Juan Gutiérrez… todos de la tripulación del Juan de Juanes…
También llegaron el consignatario de la Cia. Trasmediterránea en aquella Plaza… durante el embarque, los cabileños , vigilantes de aquellas playas hicieron varios disparos de fusil a las embarcaciones; uno de los proyectiles alcanzó al A. Ibancos sin producirle daño de importancia.
Al emprender la marcha el motor funcionó con alguna dificultad, pero pronto fue reparado y continuó su ruta sin novedad.
De la situación de la isla, poco nuevo dicen los llegados ayer, únicamente que raro es el edificio que no ha sufrido desperfectos con los bombardeos enemigos...
Éstos, al saltar a tierra, no pudieron evitar la demostración de alegría que les produjo verse en Melilla…”
Mientras que de entre las noticias resumidas, podemos reseñar las aparecidas el sábado 20 de mayo de 1922, donde entre otros temas comunicaba: “Reparto de tabaco. Las señoras y señoritas visitadoras del soldado, en unión de las damas de la Cruz Roja, distribuyeron entre los soldados heridos y enfermos que se encuentran en en los diversos hospitales de esta Plaza, paquetillos de tabaco del donativo hecho por S.M. la Reina con motivo del cumpleaños del monarca.
Banquete a un compañero. En el restaurante Alfonso XIII han obsequiado esta noche con un banquete de despedida por los periodistas locales, al redactor enviado especial a esta Plaza del diario de Barcelona, Las Noticias, Luis Macias. O.
Una bomba causa bajas. De uno de los aparatos que se dirigían a los poblados ocupados por elementos enemigos de Beni Ulixec, se desprendió una bomba que cayó en el campamento de Dar Quebdani.
La explosión de la bomba dícese nos causó siete heridos y dos muertos entre los soldados de aquella guarnición.
El suceso impresionó grandemente a cuantos los presenciaron.
De Alhucemas. A las tres de la tarde de ayer, el enemigo que durante varios días no daba señales de vida, rompió el fuego con los cañones emplazados en la playa contra la plaza de Alhucemas.
Las piezas enemigas hicieron cincuenta y cinco disparos que solamente causaron algunos desperfectos en algunos edificios.
Nuestras baterías hicieron varios disparos hacia el camino y arbolado del valle del río en se encontraban refugiados algunos grupos, los que se internaron llevándose consigo el ganado.El resto del día transcurrió sin novedad.
Accidente desgraciado. Trabajando en las obras que se llevan a cabo en la enfermería de Monte Arruit, tuvo la desgracia de dar una caída desde lo alto de un andamio el albañil Rafael Atencia, el cual resultó con varias heridas… Fue traído a la Plaza ingresando en el hospital Central, por ser su estado de pronóstico grave.
Campamentos desmantelados. Por no ser considerada como necesaria, ha sido desmantelada la posición que estaba emplazada en el kilómetro 13 de la carretera de Monte Arruit a Batel…”
Días antes, en la edición del 5 de mayo de 1922, Carlos Sanz se hacía eco también de una noticia propia de la prensa rosa: “Príncipe indio. En fecha no lejana, llegará a Melilla, con objeto de reconocer este territorio, el príncipe indio Macharadjak de Kapurtala, que está casado con la bella malagueña Anita Delgado.
El príncipe indio actualmente se encuentra en el Marruecos francés, va acompañado de varios secretarios y su cortejo se compone de dos pequeños automóviles”.
En la sensacional entrevista realizada en Málaga por un redactor de La Unión Mercantil a los periodistas de La Libertad que acababan de entrevistarse con Abdelkrim y visitar a los prisioneros españoles en Axdir (Alhucemas), tuvo mucho que ver Carlos Sanz. Pues avisó a sus compañeros de La Unión Mercantil de la llegada a Málaga de los temerarios periodistas.
Éxito periodístico que mereció gran alarde gráfico en la portada del diario malagueño del 5 de agosto de 1922, posteriormente en el propio El Liberal y toda la prensa nacional e incluso poco después la edición del libro ‘Abd-El-Krim y los prisioneros (Una información periodística en el campo enemigo)’, por Luis de Oteyza, director y fundador de La Libertad de Madrid. Una interesante obra reeditada por la Ciudad Autónoma de Melilla en el año 2000.
En el año 1927 La Unión Mercantil de Málaga publicó una serie de caricaturas de personajes melillenses vinculados a Málaga, realizadas por el eximio artista Diego Mullor, quien nacido en San Roque, Cádiz, estudió dibujo en Málaga y se estableció en Melilla en 1911. Y es que el interés de La Unión Mercantil por todo cuanto sucedía en el norte de África era enorme, no en vano también contó desde Melilla con las colaboraciones de Arístides de Campomanes, de quien nos ocuparemos próximamente, y dispuso, entre otros, de Abate Bussoni y el Sr. Fuentes como corresponsales en Larache y Villa Sanjurjo, respectivamente.
A la muerte de Carlos Sanz, la corresponsalía de La Unión Mercantil la llevaría el maestro de escuela nacional y periodista malagueño afincado en nuestra ciudad Luis Muñoz Ramírez, mientras que de El Debate la asumiría el también notable periodista y maestro de escuela nacional, Mariano Bartolomé Aragonés (1881 – 1955).
Condecoraciones
Por su destacada y patriótica actividad periodística al cubrir la información de las operaciones militares de castigo y reconquista que siguieron a la Rota de Annual de 1921. Carlos Sanz recibió el 26 de noviembre de de 1923 la Cruz de primera clase del Mérito Militar con distintivo blanco, preciada condecoración a la que también sumó otra sencilla del Merito Militar con distintivo rojo y la Medalla de Marruecos que se otorgó al finalizar la pacificación del antiguo Protectorado en 1927.
Asociación de la Prensa
Carlos Sanz Escalante fue un relevante y activo miembro de la Asociación de la Prensa de Melilla, luego de su primera refundación en el año 1923. Pues esta entidad si bien tuvo su nacimiento en 1913, pocos años después dejó de existir por desinterés de los periodistas locales.
Sanz vivió una de las épocas más dinámicas de la Asociación de la Prensa, la de la segunda mitad de los años veinte del pasado siglo y casi permanente presidencia de Jaime Tur, director, propietario y fundador del periódico “La Gaceta de Melilla”, medio en el que nuestro admirado periodista ejercía de redactor y administrador.
Como entusiasta periodista y hombre de confianza de Jaime Tur, fue vocal y tuvo a su cargo la Biblioteca de la Asociación. Al igual que en el año 1926 colaboró activamente en los trabajos de organización de un baile de máscaras coincidiendo con las fiestas de Carnaval. Baile que constituyó un rotundo éxito para las arcas, permitiendo a los periodistas poner en funcionamiento el ansiado Servicio Médico y de Socorro, que aunque previsto en los estatutos no pudo alcanzarse esta ese momento.
Necrológica
En la primera página del diario melillense El Telegrama del Rif del viernes 14 de febrero de 1930, y bajo su esquela mortuoria. Los compañeros de este periódico rindieron a Carlos Sanz un último testimonio de cariño a través de unas sentidas palabras: “Un compañero nuestro muy querido, Carlos Sanz, que desde hace varios años compartía con nosotros la diaria labor ha dejado de existir.
Minado su organismo por la terrible dolencia que le ha llevado al sepulcro. Carlos Sanz, en un supremo esfuerzo de la voluntad, conseguía imponerse a los intensos dolores físicos que de continuo le aquejaban, a fin de no desatender el desempeño del cometido que tenía a su cargo, pudiendo en él más que aquéllos, el elevado concepto que tenía del cumplimiento del deber.
Hace algunos días se agudizó de modo alarmante la gravedad del mal que con estoica resignación venía soportando durante largos años el infortunado camarada, y a partir de entonces, los médicos no pudieron ocultar la pesimista impresión que el estado del paciente les producía. La cruel dolencia había consumido totalmente las energías del pobre compañero.
Aunque esperado, por desgracia, el funesto desenlace, nos ha producido a los que con él compartíamos el trabajo, un profundo y sincero sentimiento de pesar, pues Carlos Sanz, se había hecho acreedor por la bondad de su corazón y la afabilidad y corrección de su trato, al cariño y a la consideración de todos los que habiendo tenido ocasión de conocerle y tratarle, habrán de llorar como nosotros, muy sinceramente el fallecimiento del inolvidable Carlos Sanz.
Esta tarde a las tres y media se verificará la conducción del cadáver al Cementerio de la Purísima Concepción, cuyo fúnebre acto habrá de constituir expresiva manifestación del hondo pesar que la desgracia ha producido.
A sus desconsoladas esposa y hermana Julia, hacemos presente la expresión más sentida de nuestro pésame…”
A la hora anunciada, tuvo lugar el sepelio. Asistiendo casi todos los periodistas melillenses, más representaciones de entidades y numerosas amistades, pues Carlos Sanz pertenecía a una familia que residía en Melilla desde hacías muchísimos años, y concretamente en el número 24 de la calle Prim. Relatando El Telegrama del Rif a continuación: “De una soberbia carroza tirada por cuatro caballos, de la empresa funeraria Nuestra Señora de Los Llanos, pendían artísticas coronas ofrendadas a la memoria del finado, por los funcionarios de la Junta Municipal, compañeros de El Telegrama del Rif, periodistas asociados y familia doliente.
Los compañeros de la Asociación de la prensa quisieron rendir el postrero homenaje de afecto al querido compañero llevando a hombros el féretro, para lo cual fueron relevándose durante el trayecto (desde el inicio de la Avenida de Castelar en su intersección con la calle López Moreno, hasta el Cementerio).
Formaban la presidencia, el Presidente de la Junta Municipal (Ayuntamiento), señor Lobera (propietario y fundador de El Telegrama del Rif), Presidente de la Asociación de la prensa, Sr. Jaime Tur, padre político del finado, coronel de Artillería Sr. Rodríguez Cerezo… y en representación de El Telegrama los señores Galbán y Ferrín…”
Carlos Sanz reposa en la misma tumba donde también descansan los restos de su padre, Felipe Sanz García, que había fallecido ocho años antes, el 30 de marzo de 1922. En la parcela 14, fila séptima y número 8.
El Telegrama del Rif, periódico el cual ha sido digitalizado (por la CAM), como tantos otros periódicos históricos españoles, con la gran diferencia de no poder acceder libremente por parte de cualquier ciudadano o investigador aficionado a sus ejemplares; El motivo de esta discriminación informativa es un misterio. Recordemos que la digitalización de los fondos se han pagado con dinero público, pero público no es su acceso, y con cuentagotas los medios melillenses van mostrando periódicamente extractos de prensa de dichos fondos sobre los temas que consideran oportunos.
Mientras en plena era de la (des)información, los particulares interesados en rastrear informaciones históricas sobre, por ejemplo, antepasados destinados en la zona de Melilla en épocas de conflicto, vemos limitado nuestro acceso a unos datos que a todas luces deberían de ser públicos y no sujetos a ningún tipo de restricciones o pseudocensuras misteriosas.