El Centro de Hijos de Melilla celebró ayer la tradicional comida navideña para sus socios. Decenas de ellos se dieron cita en su local de la avenida Castelar, donde, como es habitual, disfrutaron de deliciosos platos y del ambiente de camaradería de siempre.
El buen ambiente es la nota habitual cada vez que el Centro de Hijos de Melilla organiza alguna reunión, sea cual sea el motivo de ésta. Ayer, el local de esta entidad en la avenida Castelar celebró la llegada de la Navidad con una comida para sus socios, en la que los callos con garbanzos fueron los protagonistas absolutos del menú.
“No vamos a estar todos, porque hay gente que ya se ha marchado de vacaciones”, comenta Feliciano Palomo, el presidente del centro, mientras tira de cucharón para llenar el plato a uno de sus amigos.
Mesas llenas de comensales
Aunque faltaran algunos socios, unas cuantas mesas estaban llenas de gente de todas las edades con ganas de pasar un buen rato. Niños, jóvenes y mayores disfrutaron de esta jornada en un ambiente de total camaradería.
“Sácame en portada”, reclamaba sonriente a El Faro uno de los socios mientras el presidente del centro abandonaba la olla de los callos y pasaba a cortar jamón serrano con suma destreza.
Cuando todos estuvieron servidos, llegó el brindis por que siempre se repitan estos momentos de amistad y camaradería.