Desde hace unas semanas, El Faro viene recogiendo en sus páginas la historia y la actualidad de esos comercios antiguos que ya son parte de la historia de nuestra ciudad. Son negocios de todo tipo que se mantienen en pie contra viento y marea, y que hacen que nos sintamos orgullosos de su permanencia a través de los años.
"La Costa Azul", "Farmacia Moderna", "Joyas Victoria", "Foto Velox", "Librería Mateos"... forman parte de nuestra vida porque han estado en ella desde que tenemos uso de razón. En algún caso han cambiado de dueño, en otros son nuevas generaciones las que se ocupan del negocio, en los demás siguen siendo los mismos dueños. El caso es que están ahí, aguantando el temporal como pueden y con la valentía de no rendirse y echar la persiana.
Una de las ventajas que pueden tener es que son propietarios del local en cuestión y eso permite que no se vean ahogados con la carestía de los alquileres en el centro de la ciudad. Un dato interesante es que más de uno ha ampliado e introducido novedades en sus catálogos para hacerlos más modernos y atractivos para el consumidor. Es decir, que han sabido reinventarse.
Pero ellos, como todos los demás, necesitan que Melilla renazca de sus cenizas, que se reactive económicamente, que vuelvan aquellos visitantes marroquíes de clase media que hacían sus compras en la ciudad. Es una cuestión básica y fácil de entender: a mayor número de turistas por nuestras calles, más volumen de ventas.
Por eso la cuestión fronteriza es tan acuciante, incluso dejando a un lado la faceta sentimental que la acompaña siempre. Las expectativas de la reapertura no cesan. Es lógico, todo el mundo mira hacia la frontera como si de una red de protección se tratara a falta de otras alternativas que todavía deben ponerse en marcha y resultar viables de cara al futuro.
Hoy hemos querido resaltar a esos comercios antiguos por su constancia, por sobrevivir frente a las adversidades y no dejarse vencer ni languidecer por el desencanto reinante en la ciudad.