Esta asociación demanda un local más grande, pues con la llegada de los nuevos lotes de alimentos, se ocupa todo el salón y no pueden impartir las clases de apoyo.
La Asociación por la Solidaridad y la Igualdad Social (ASIS) tiene un grave problema cada vez que llegan los lotes de alimentos con los que abastecen a más de 230 familias. Su local del Monte de María Crista es tan pequeño que deben suspender las clases de alfabetización de mujeres y de apoyo escolar de los menores porque con los palés llenos de alimentos no cabe nada ni nadie más en este espacio. No pueden renunciar al Banco de Alimentos pues llegan a 941 usuarios gracias a esta ayuda y tampoco desean suspender, como les toca hacer siempre, las clases que tanto necesitan mujeres y niños. Por ello, demandan la solidaridad de algún melillense o de la Administración que les ceda durante un mes, que es el tiempo que tardan en repartir los alimentos, un espacio en el que poder almacenar todos estos productos tan necesarios para más de 230 familias melillenses.
La directiva de ASIS aseguró a El Faro que a principios de octubre llegan los cargamentos del Banco de Alimentos y que esto implica cerrar parte de las actividades de la asociación, como los talleres o los cursos de alfabetización y refuerzo educativo, para poder centrarse en la actividad de reparto.
Esta entidad indica que son muchas las familias que demandan la ayuda del Banco de Alimentos en Melilla y que en estos dos últimos años, debido a la crisis, son aún más las peticiones. ASIS tiene una lista de espera de familias que demandan alimentos, pero esta asociación aseguró que no pueden atender a más porque les falta espacio.
La entrega de los lotes de comida a las familias se hace de forma progresiva y suelen tardar un mes en hacer este trabajo. Llaman de forma individual a cada una de ellas para revisar su situación y cada vez que se le entregan los alimentos deben justificar que no tienen ingresos, que están empadronados en Melilla y que son demandantes de empleo.
Desde ASIS se aseguran que cumplen con todos los requisitos que se les exige para concederles esta ayuda, ya que desean que los alimentos lleguen a los más necesitados. También visitan las casas para comprobar que todo lo que cuentan estas familias es cierto, por ejemplo, el número de miembros o la situación económica por la que están pasando.
Los que necesitan ayuda
Esta entidad afirmó que cada día son más las familias que no tienen ningún tipo de ingresos y que no pueden sobrevivir sin la ayuda que esta asociación y otras les prestan. No obstante, son muy estrictos y no permiten que las familias reciban alimentos de varias entidades.
No es fácil saber si una familia les está engañando y recoge alimentos de otra entidad. Pero dieron con la clave. Llaman por teléfono a las familias y no les dicen el nombre de la entidad, sino sólo que ya pueden recoger la comida. Así, algunas personas les preguntan de qué banco de alimentos le están llamando y es la prueba de que reciben comida de otras asociaciones e instituciones. A partir de ese momento, se les niega esta ayuda y buscan en el listado de espera a alguna familia que necesite esta ayuda.
Desde ASIS se indicó que se han encontrado con algunos pícaros que intentan engañarles, pero se insistió en que son más las personas que demandan ayuda desesperada porque tienen la nevera completamente vacía.
La directiva de ASIS afirmó que conocen a personas que les han solicitado a ellos la ayuda de alimentos porque en otras entidades se les pedía dinero para hacer las fotocopias y pagar otros gastos de gestión. Ellos no entienden cómo alguien que no tiene para comer va a poder pagar a una entidad para recibir una ayuda que además es gratuita. Pero destacan que si los usuarios no presentan la denuncia, no se podrá hacer nada con esas instituciones.
Esta asociación lleva desde 2009 echando una mano a mujeres, niños y a todo aquel que precisa de asesoramiento y atención social. Pero no tienen medios de financiación propios. La cuota de socios es de cinco euros mensuales, pero las necesidades de la gente son tantas que con lo que recaudan a penas pagan la luz del local. A veces, se han encontrado con una familia que pide con desesperación alimentos y entre todos los componentes de ASIS han puesto algo de dinero para hacerles una compra de leche, pan, galletas y carne. Incluso han dejado de pagar la luz para poder destinar ese dinero a las fotocopias que precisan para llevar el control del banco de alimentos o comprar material escolar para los niños que no tenían ni lápices para ir al colegio.
Este año han concurrido a todas las ayudas con diferentes proyectos para poder continuar con su labor solidaria. Y nunca mejor dicho, ya que son 18 personas muy preparadas, con diplomaturas y licenciaturas, que se dedican a la atención de los melillenses de forma desinteresada y sin cobrar un euro
Tienen el almacén lleno, pero se les parte el alma
La presidenta de la Asociación por la Solidaridad y la Igualdad, Samira Mohamed, comentó que a pesar de que cuando llegan los alimentos se llena el salón de esta entidad con centenares de productos se les parte el alma ver cómo siguen llegando familias demandando comida y no les pueden ayudar, ya que estos productos son para las que ya tienen registradas. Para los voluntarios de ASIS es muy complicado no llevarse esas historias, en ocasiones dramáticas, a casa y buscar la forma de ayudar, aunque sea en menor medida a estos melillenses. También han llegado a esta entidad personas pidiéndoles que les ayudaran a pagar algunas medicinas. La gente les pide silla de ruedas para sus enfermos o ropa. Tienen un armario en el que clasifican la ropa que les donan y van entregando a las familias que los solicitan.
Mohamed comentó que hace unas semanas se encontraron con un chico joven por la calle y que iba con muletas. Le abordaron y les dieron la dirección de ASIS por si cuando termine de utilizarlas se las dona para una familia melillense que las necesita.
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