•Más de 400 personas se vistieron de punta en blanco para jurar amor y lealtad a nuestra bandera •El acto solemne, presidido por el comandante general, Fernando Gutiérrez Díaz de Otazu, se desarrolló en la plaza de San Lorenzo y estuvo cargado de momentos muy emotivos
Cientos de melillenses juraron ayer lealtad a nuestra bandera. Unas 412 personas, procedentes de Melilla y distintos puntos de la geografía española, como Cádiz, Albacete, Las Palmas, Zaragoza o Guadalajara, quisieron sellar su compromiso con España estampando un beso a la enseña nacional.
El primero en jurar bandera fue el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, al que siguieron más representantes de la Ciudad. Entre los que prometieron lealtad, además, se encontraba el nieto del primer presidente de la democracia, Alfonso Suárez, quien comparte nombre con su abuelo.
Este año, más de la mitad de los jurandos eran mujeres. Personas de todas las edades, jóvenes y mayores, se vistieron con las mejores galas, algunas incluso con mantilla, para asistir a la ceremonia, celebrada por la mañana en la explanada de San Lorenzo.
El acto solemne estuvo presidido por el comandante general de la ciudad, Fernando Gutiérrez Díaz Otazu. Contó también con la presencia de las tropas de la Unidad de la Legión y la fuerza en formación estuvo mandada por el coronel del Tercio ‘Gran Capitán’. En el evento quedó constatado el sentimiento de españolidad, que late con fuerza en Melilla, y se rindió un sentido homenaje a quienes dieron su vida por el país.
Ambiente de emoción
En la jura de bandera se vivieron momentos muy emotivos para los asistentes. Uno de ellos fue la aparición de legionarios portando al Cristo de Mena, también llamado de la Buena Muerte, para enclavarlo en mitad de la plaza, de modo que presenciase los besos de los jurandos. Precisamente, tras la jura a la enseña nacional, la más joven y el más mayor de los jurandos realizaron la entrega de la ofrenda al Cristo.
Otros momentos emotivos llegaron con los cánticos tradicionales de la Legión: ‘El novio de la muerte’ y ‘La canción del legionario’. “Legionario, legionario, que te entregas a luchar y al azar dejas tu suerte, pues tu vida es un azar”. Toda la plaza acompañó a los soldados con una sola voz.
El acto concluyó con el desfile de las tropas de la Legión, con la cabra incluida, ante las autoridades locales. Luego, los jurandos recogieron los diplomas, en los que ha quedado constancia de la promesa: defender a España por encima de todas las cosas.