Enrique Nieto acabó Arquitectura en 1906 y, tres años después se vino en busca de fortuna y trabajo a Melilla para quedarse 40 años en nuestro pueblo.
Firmó 457 proyectos, algunos de ellos emblemáticos como la Casa Tortosa, La Reconquista, El Acueducto, Avenida 1 o el mismísimo Palacio de la Asamblea, antes Ayuntamiento..., y la Casa de los Cristales. Nieto murió en 1954. ¿Y la Casa de los Cristales?, ¿quién le salva de esta lenta agonía que dura años y años? Nació para hotel, el Gran Hotel Reina Victoria, era el sitio chic de la alta sociedad melillense y hoy, ¿qué es?
Más vale que don Enrique no levante la cabeza porque el inmueble que tanto cuidó y en el que inventó modernismo de categoría no está en sus mejores condiciones. Desplomes, desconchados, sellos de ladrillo en algunas de sus estancias... abandono endémico y soledad en más de la mitad de su generosa superficie. Pocas familias y pocas empresas confían en la Casa de los Cristales. Tiene una –casi única– cualidad y es que Nieto proyectó unos pilares a prueba de bombas; es decir, no se caerá pero el desplome de sus ribetes y cornisas es frecuente, por ello la Policía Local ha tenido que acotar algún derredor de la Casa.
Me dice un compañero y, sin embargo amigo, que en Madrid se ha encontrado una solución, la Inspección Técnica de Edificios (ITE), como si fuera de coches, pero de casas. Cuando se advierte peligro urbanístico en algún inmueble los técnicos municipales dan un plazo de 180 días al propietario para que reaccione, incluso le redactan gratis el proyecto que sirva para dotar de seguridad al edificio. Si se agota el plazo, el Ayuntamiento de Ruiz Gallardón actúa de oficio y restaura, eso sí, pasando la correspondiente factura al propietario o a los inquilinos. Y funciona, vaya que si funciona. Ese es el secreto de que la mayoría de casas del Madrid viejo reluzcan a la luz del sol y sean seguras. Entonces, casos como el de la Casa de los Cristales melillense son absolutamente descartables en la capital de España.
Algo habrá que hacer para que esta multipropiedad cotice al alza y no acabe de caerse y, si los dueños no reaccionan, alguien deberá hacerlo y ese alguien no es otra que la Administración Pública, la que sea; no es cuestión de señalar a nadie. Y es así porque no se puede presumir de la Casa de los Cristales y proclamarla a los cuatro vientos en el estado que se encuentra.