Invadió el carril contrario con su todoterreno y chocó contra otro vehículo. La víctima y los policías locales aseguran que el joven estaba ebrio.
Un joven melillense explicó ayer ante la juez de lo Penal 2 que el accidente de tráfico que sufrió hace casi tres años se debió a un despiste y no al hecho de que pudiera haber conducido bajo los efectos del alcohol. Aunque el test de alcoholemia arrojó un resultado positivo (0,95 mg/l), el acusado alegó que pudo deberse a las cervezas que bebió más de ocho horas antes del siniestro, durante la cena en casa de un amigo suyo. El accidente se registró el 20 de julio de 2012 a las 08:00 horas en la calle Donantes de Sangre. El procesado conducía un todoterrreno con el que invadió el carril contrario y chocó contra otro vehículo en el que viajaba una mujer. Ésta y los policías locales que intervinieron en el atestado destacaron que el joven acusado presentaba síntomas evidentes de estar ebrio en el lugar del accidente.
La mujer que conducía el otro coche siniestrado explicó que, tras el accidente, “por la forma de bajarse del coche, de andar y de hablar” del joven, sospechó que pudiera estar bebido. Además, indicó que el propio acusado le reconoció su estado de embriaguez: “Me dijo que había bebido porque le había dejado su novia”.
La víctima añadió que en el momento en el que se percató de que el todoterreno había invadido su carril no pudo hacer nada por evitar la colisión.
Dos de los policías locales que intervinieron en el lugar del accidente y redactaron posteriormente el atestado aseguraron a la juez que el joven procesado presentaba síntomas evidentes de haber ingerido alcohol. Dado que el accidente de tráfico revestía de gravedad, le realizaron la prueba de alcoholemia, que resultó positiva en las dos ocasiones en las que el joven se sometió al test.
La fiabilidad del etilómetro
El abogado defensor, en su alegato final, explicó que el certificado de verificación del etilómetro no era válido, pues este documento no estaba sellado ni firmado. El letrado aseguró que existen numerosas sentencias en las que aunque el test de alcoholemia resulte positivo, el dictamen había sido absolutorio.
Aunque los agentes de la Policía Local explicaron que este tipo de certificados no vienen sellados ni firmados por las personas que inspeccionan los etilómetros, el abogado defensor sostuvo que sí debían cumplir estos requisitos.
No obstante, el letrado solicitó que, en el caso de que la sentencia sea condenatoria, la juez estime el atenuante de la dilación del proceso, teniendo en cuenta que han pasado casi tres años del suceso.
Ahora será la juez la que determinará si el test de alcoholemia realizado al acusado es válido o no.
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