¿Quién nos iba a decir, hace más o menos dos meses que te íbamos a escribir esta carta de despedida? ¿Quién podía pensar que no ibas a terminar el curso con tus niños de sexto, a los que, emocionada, darías sus diplomas certificando que ya habían terminado su etapa en este colegio?¿Cómo íbamos a imaginar ninguno que te irías antes que ellos y que lo harías para siempre?
¡Cuántas preguntas nos hacemos ante tan grande pérdida!
Pérdida de compañera, de buena compañera.
Mujer prudente y comedida. No recuerdo nunca que de tu boca saliera una mala contestación para nadie, un mal gesto.
Mujer valiente, entregada a tu trabajo. Cuántas veces te vimos cruzar la calle La Legión, arrastrando los pies, porque esa mala enfermedad te daba poca tregua, pero tú sacabas fuerzas de flaqueza y tirabas para adelante y venías a trabajar con una sonrisa y sin ninguna queja. Solo si alguien te preguntaba, respondías quitando hierro al asunto. Habitualmente te apuntabas a las comidas del cole, aunque , a veces, no podías tirar de tu cuerpo, pero ahí estabas, no querías dejar de disfrutar con tus compañeros. Eras consciente de que había que aprovechar esos momentos. Has sido un ejemplo de pundonor para todos.
Cualquiera de nosotros que hablara contigo, sabía que lo iba a hacer de una manera tranquila, sin sobresaltos y eso, querida M.ª Carmen, en la época en que vivimos, es de agradecer.
Mujer trabajadora, hormiguita. Querías a tus alumnos, intentando siempre sacar lo mejor de ellos, trabajando por su futuro, de manera callada y humilde. Luchabas por darles una educación de calidad, sin alharacas, pero con ahínco.
¿Y sabéis, queridos compañeros, queridos niños, por lo que la señorita M.ª Carmen hacía todo esto y de esa manera? Porque AMABA, amaba la escuela, a sus niños, a sus compañeros y a los que pasaron a ser sus amigos.
Hemos querido hacer, con este pequeño homenaje, querida M.ª Carmen, un acto de amor como el que tú has dado a los demás.
Que los mejores deseos de todos nuestros corazones, lleguen hasta ti y los presentes como avales que te abran las puertas de la Luz Eterna. Que Dios te acoja en su santo seno.
Descansa en paz, querida M.ª Carmen:
COMPAÑERA, AMIGA, MAESTRA.
Un dolor que te hayas ido tan pronto, Mari Carmen. Aunque hace tiempo que no te veíamos porque ya no estamos en Melilla, siempre te recordaremos como una persona cercana, comedida, cariñosa y entrañable.
Cierto que a partir de ahora, no seguirás trabajando como hasta este momento, en tu escuela, pero estoy convencida de que continuarás empeñada y vigilante, desde ese puesto de honor, que tendrás en el cielo, por todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerte y estar contigo.
Una oración por ti y por toda tu familia para que encuentren el consuelo y La Paz en estos momentos tan dolorosos.
ANTONIO y MARI CARMEN
*Conmovedora despedida de alguien grande que otros, grandes, han sabido valorar. Mi oración por ella y por ellos.
Descansa en paz maestra