Aunque fueron pocos por la mañana, algunos melillenses se animaron a estrenar la recién abierta playa de Horcas Coloradas.
Desde que se hiciera la obra de la carretera de acceso han pasado varios años hasta que los melillenses han podido volver a disfrutar de la primera playa abierta al mar de Melilla. Dado lo remarcable de este momento, es extraño que desde el Gobierno local no hayan acudido al lugar para cumplir con la ‘tradición’ e inaugurar tan emblemático paraje, que ha sido durante años motivo de pugna entre el Gobierno de la Ciudad y el Ejecutivo central, especialmente, cuando éste era gobernado por el PSOE.
Semanas atrás llegaban a El Faro de Melilla diversas quejas ciudadanas que lamentaban el mal estado de esta playa, utilizada no solamente por ciudadanos incívicos que dejaban basuras en la arena, si no también por aquellos que llevaban allí a sus mascotas, a pesar de la prohibición expresa del uso de las playas por los animales domésticos.
Parece que estas quejas pueden ya formar parte del pasado con la apertura al público de la playa de Horcas Coloradas, ya ‘ataviada’ con sombrillas, duchas, lavapiés y socorristas.
Ahora es el momento de emplearse a fondo para equiparar en equipamientos y servicios la playa de Horcas Coloradas, aunque sea ya para el año que viene. Sobre todo porque también sería especial que este emblemático lugar obtenga esa bandera azul que este año la Adeac, organismo que concede estas distinciones de calidad de las playas en España, ha retirado de las playas de la bahía.
El consejero de Medio Ambiente, Manuel Quevedo, asegura a El Faro que tuvo conocimiento de la pérdida de esta distinción a través de este medio de comunicación. Tal vez haya sido su escaso tiempo al frente de la Consejería lo que no ha dado tiempo a corregir lo que, al parecer, puede deberse a un malentendido.
Explica Quevedo que la Adeac testó las playas de Melilla cuando aún había obras en el paseo marítimo, las de la red de saneamiento que han mantenido en los últimos dos años levantado el barrio del Industrial. Asegura que cinco días después de que la asociación examinara nuestras playas, las obras ya habían concluido. Hecho que le ha explicado el consejero a la Adeac a través de una carta, afirma.
Tal vez la Adeac no vaya a rectificar este año su decisión, pero lo que tampoco puede pretender nuestro estrenado consejero de Medio Ambiente es que desde la Adeac le avisen con antelación de la visita que vaya a realizar, lo que peca de cierta ingenuidad, para que los técnicos de la Consejería acompañen a los responsables de la asociación durante el test de nuestras playas.
Lo que sí es de reconocer es que en cuanto Quevedo ha tenido conocimiento de este asunto no ha dudado en actuar con rapidez, lo que en este caso podría haber evitado la “deshonra”, según Guelaya, de perder la bandera azul de calidad. A buen seguro las ganas de trabajar y la buena mano de Quevedo darán buenos resultados el próximo año y en el mástil volverá a ondear la bandera azul.
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