Más de 1.800 personas han sido localizadas intentando viajar a la península en barco. La mayoría de rescatados procede de Marruecos y Argelia y arriesga sus vidas. Se introducen de forma clandestina en vehículos de carga, contenedores o bateas.
La Guardia Civil, en colaboración con la Autoridad Portuaria de Melilla, ha interceptado este año el doble de polizones que el año pasado. En total han detectado a más de 1.800 personas que intentaban llegar a la península clandestinamente, ocultos en vehículos de carga, contenedores, bateas, bolsas de cenizas vitrificadas procedentes de la incineradora, cubas, camiones con cemento, bloques de cartón compactado y hasta en las transmisiones de vehículos.
Según explica la Benemérita, los polizones aprovechan cualquier elemento mecánico que vaya a embarcar en un buque hacia la península. Incluso construyen ellos mismos dobles fondos artesanales o se ‘cuelan’ en habitáculos naturales de esos vehículos.
Las detecciones de polizones, insisten desde el Instituto Armado, se producen a diario y en dos fases. La Policía intenta evitar primero que consigan acceder a las instalaciones del puerto y luego, que puedan esconderse en la carga que subirá a los barcos.
En muchas ocasiones, estas personas, en su mayoría magrebíes procedentes de Marruecos y Argelia, ponen en peligro su propia vida al esconderse en lugares peligrosos y también al intentar ‘colarse’ en el puerto, ya que para conseguirlo tienen que realizar saltos desde alturas considerables, lo que ha causado, a veces, lesiones en piernas y tobillos.
Gracias al Servicio Cinológico
Desde la Guardia Civil aclaran que el aumento en el número de polizones detectados en lo que llevamos de año se debe, sobre todo, a la labor que realiza el Servicio Cinológico de la Benemérita a través de los “perros localizadores de personas” que, según explican, son muy útiles en “en el ámbito del control fiscal y aduanero”.
Pero ellos no actúan solos. Reciben apoyo del Destacamento de Seguridad del Puerto y además cuentan con un protocolo de actuación conjunta con la Autoridad Portuaria, que se gestiona desde la sala de control y emergencias del puerto de la ciudad.
A los polizones detectados en el puerto de Melilla se les aplica la Ley de Extranjería y su intento de llegar clandestinamente a la península es considerado como una infracción administrativa.
En el caso de que los polizones sean menores de edad, se ponen a disposición de los Servicios Sociales de la Ciudad Autónoma y se da parte al Ministerio Fiscal.
Un año con cifras de récord
Por otra parte, delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, ya anunció en agosto que este año Melilla sobrepasaría el número de entrada de inmigrantes de 2012.
Y estaba en lo cierto. Hasta el 1 de diciembre de este año habían llegado a la ciudad de forma ilegal más de 2.270 inmigrantes.
La mayoría de estas personas no ha entrado saltando la valla, pese a que este punto sea el que más llama la atención de la prensa. Lo han hecho por la frontera, presumiblemente usando pasaportes falsos y son de nacionalidad argelina y siria principalmente.
De hecho, la semana pasada había en la ciudad 177 sirios y ésta ya hay 190. Según ha explicado a El Faro el director del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), Carlos Montero, estas personas entran en Melilla “a pie y por la frontera”.
Cuando la delegación del Gobierno presente el balance anual, sabremos si ha bajado este año el número de pateras que han conseguido entrar en la ciudad. Una cosa sí sabemos, las que lo han hecho, han conseguido llegar hasta la misma playa.
Las entradas más frecuentes se han producido sobre todo por Los Cárabos y San Lorenzo.
El año está a punto de cerrar y Melilla sigue sometida a una presión migratoria similar a la del año 2005. Hace apenas dos días un millar de subsaharianos se aproximó a la doble alambrada y amagó con saltar la valla. Todos siguen en el Gurugú a la espera de saltar.