La solidaridad fue ayer la protagonista en la ciudad. La cercanía de las fiestas navideñas y el aumento de peticiones de ayuda a las que las ONGs tienen cada vez más dificultades para responder ha provocado que se incrementen también el número de iniciativas para recoger alimentos, juguetes y ropa para los más necesitados.
El director de Banco de Alimentos en Melilla, Juan Paredes, se mostró ayer muy satisfecho de la respuesta de los melillenses en la recogida de alimentos que se ha llevado a cabo este fin de semana en colaboración con varios supermercados de la ciudad. Se trata de una campaña nacional con la que se espera recoger más de diez millones de kilos de comida en todo el país. En nuestra ciudad ayer decenas de carros repletos de alimentos eran conducidos a los almacenes del Banco de Alimentos.
Los voluntarios de la entidad se repartieron entre todos los supermercados colaboradores, para ir recogiendo la comida que los melillenses que acudían a comprar iban llevando. En uno de los supermercados Pepe Fernández, uno de estos voluntarios que trabaja desde hace más de cinco años con la entidad aseguraba que estaban sorprendidos con la respuesta de la gente. Sólo durante la mañana de ayer habían logrado reunir más de diez carritos repletos de alimentos.
Cada melillense, aseguraban los voluntarios, colaboró en la medida de sus posibilidades, pero eran muy pocos los que pasaron de largo. Paredes afirmó que en la tarde del viernes también consiguieron recaudar una cantidad importante de alimentos, aunque señaló que aún no habían hecho un recuento exacto de los kilos de comida que habían conseguido.
El responsable del Banco de Alimentos en nuestra ciudad precisó que en estos momentos atienden desde su entidad a unas seis mil personas, a los que hay que sumar los que reciben los alimentos de Cruz Roja. En total, son más de 12.000 melillenses que tienen dificultades para comer y encuentran en estas instituciones la única salida.
La Navidad, señaló Paredes, complica aún más la situación, porque el número de demandas de ayuda siempre aumenta. “Hasta febrero no recibiremos alimentos de la Unión Europea. Si no fuera por iniciativas como la de este fin de semana sería imposible dar una respuesta”, aseguró. Paredes indicó además, como ya han hecho antes desde otras entidades que se encargan de ayudar a los más necesitados, que el perfil de los demandantes de alimentos ha cambiado mucho desde el comienzo de la crisis. El paro de larga duración ha provocado que familias que hace unos años tenían una situación acomodada se vean ahora obligados a recurrir a instituciones como el Banco de Alimentos para poder terminar el mes.
Leche, legumbres, conservas y alimentos infantiles son algunos de los productos que más necesitan en el Banco. No obstante, Paredes afirmó que cualquier alimento no perecedero será bien acogido. De hecho, señaló que por ejemplo, ayer mismo, una señora que tiene campos de olivos en la península le ofreció aceite de su almazara. “Yo por supuesto le dije que sí. Toda ayuda es poca”, destacó Paredes.
Iniciativas como la de ayer no suponen una solución definitiva al problema, pero al menos sirven para paliar en parte sus efectos inmediatos. La cercanía de la Navidad despierta, incluso en los menos creyentes, la necesidad de ayudar a los demás un poquito más que durante el resto del año. Ya sea para limpiar un poco la conciencia, para darse el atracón navideño con más tranquilidad o simplemente por echar una mano, lo cierto es que todo lo que se consiga recaudar permitirá a muchas familias pasar algunas semanas sin apuros. En estos casos el fin es lo más importante, aunque sin olvidar que cuando pasen las fiestas, estos melillenses seguirán necesitando ayuda.