La Policía Local declara que encontró a la víctima con la cara hinchada y con hematomas en los brazos. Un hombre de mediana edad se sentó ayer en el banquillo de los acusados por agredir supuestamente a su esposa el pasado 25 de agosto, mientras mantenían una fuerte discusión. El acusado aseguró que salió huyendo de la vivienda porque la joven le amenazó con un cuchillo de cocina. Aseguró que, debido al ataque de ansiedad que tenía se fue al Comarcal. En su casa se quedó la mujer, que fue atendida por la Policía Local. En el juicio, una de las agentes declaró haber encontrado a la joven con magulladuras, hematomas en brazos y cuello y la cara hinchada, por lo que la llevó a Urgencias. Allí coincidieron los dos, pero él fue trasladado al Centro de Salud de Polavieja.
Ambos declararon que tras comer juntos se inició una discusión por el cuidado de uno de los dos hijos que mantienen en común. Ambos menores, de 4 y 2 años, presenciaron los hechos. Ella aseguró que su marido salió a comprar comida, pero que volvió con síntomas de haber bebido, pero el Policía Local que detuvo al marido afirmó en la sala que no percibió ningún signo de embriaguez.
El juicio quedó visto para sentencia, pero el juez advirtió al acusado de que la orden de alejamiento que el Juzgado de Violencia de Género le impuso el 27 de agosto sigue vigente y no puede acercarse a menos de 200 metros de su mujer y del domicilio en común.