Javier Badenas Sánchez es valenciano, graduado en Derecho y llegó a Melilla como inspector de Trabajo en junio del año pasado, tras ganar una oposición. Después de estar a pie de calle, controlando empresas melillenses, ha sido nombrado hace apenas un mes como jefe de la Inspección de Trabajo en la ciudad. De momento se está “adaptando” al nuevo puesto. Sus 32 años le llevan a marcar las distancias, saludar con frialdad y contestar con desgana. Pero en la medida en que avanza la entrevista, se relaja, sin bajar la guardia. No se fía.
–El año pasado los inspectores de Trabajo emitieron en Melilla casi los mismos requerimientos que en Asturias, Cantabria o Aragón. ¿Eso quiere decir que en la ciudad los empresarios cometen más infracciones que en el resto de España?
–El número de infracciones está en Melilla como en la media del país y en España la economía sumergida suele ser bastante: Supone el 20% del PIB nacional.
–O sea, ese 20% es extrapolable a Melilla.
–Sí.
–¿Es normal que en Melilla se emita casi el mismo número de requerimientos que en Aragón, Cantabria o Asturias?
–Los requerimientos se efectúan cuando se detectan irregularidades que no son suficientes para sancionar a las empresas, por lo que se les otorga un plazo para que subsanen las deficiencias señaladas y luego se comprueba que está todo en orden. Nosotros actuamos y el número de requerimientos depende de que las empresas cumplan o no con la normativa legal.
–Los empresarios de la ciudad se quejan de descontrol, duplicidades y ‘ensañamiento’ de los inspectores de trabajo durante el año pasado. ¿Eso le costó el puesto a su antecesor?
–Al anterior jefe se le ofreció otro puesto de trabajo y lo aceptó.
–Vayamos por partes. La patronal ha recibido quejas de empresarios que consideran que los inspectores ‘se ceban’ sólo con tres barrios de Melilla: El Industrial, El Real y el centro.
–Trabajamos en el centro, El Industrial y El Real porque son las zonas en las que se concentra el mayor número de empresas de la ciudad. En el extrarradio hay menos inspecciones porque es una zona residencial.
–También se quejan de que hasta dos inspectores les controlan y piden los mismos papeles a un mismo empresarios. ¿Hay tantos inspectores que no se pueden coordinar?
–Somos una veintena y sí estamos coordinados. Hay cuatro motivos por los que se puede iniciar una inspección de Trabajo: Por una denuncia recibida, por una campaña nacional, por orden del Juzgado, el INEM, el Servicio de Empleo o la Seguridad Social o por iniciativa de un inspector, a título particular.
Puede darse el caso de que haya una denuncia y de que, además, esa empresa entre en una campaña nacional. De ahí que se dé el caso de empresas que reciben más de una visita al año.
–¿Existe un cupo de sanciones a imponer cada año para corregir la economía sumergida?
–Sí. El año pasado en Melilla superamos los objetivos orientativos que nos puso la Dirección General de Trabajo.
–¿Ese objetivo sobrecumplido en cuántas multas se traduce?
–En 200 faltas de comerciantes, sobre todo, por faltas de alta en la Seguridad Social y por trabajadores en situación irregular.
–¿Cuántas campañas nacionales suelen caer por Melilla?
–Este año hay que hacer 150 campañas y en Melilla se hacen todas, excepto las de los sectores económicos que no están presentes en la ciudad como la agricultura, por ejemplo. Hay dos campañas que no fallan: La de verano y la del período de rebajas.
–¿Qué sector lidera el ranking de irregularidades en la ciudad?
–Sobre todo son empresas de la hostelería, pero en relación con todas las visitas que se hacen, las irregularidades no son ni excesivas ni alarmantes. La mayoría de empresas está en orden.
–El año pasado la Inspección de Trabajo puso firme a los hosteleros de la Feria hasta tal punto que este año se dijo que ha aumentado la contratación durante las fiestas. ¿Por qué se decidió inspeccionar las casetas?
–En 2012, antes de la feria, tuvimos una reunión con la Consejería de Festejos y les anunciamos que íbamos a controlar las casetas. Lo hicimos así porque nunca antes se había inspeccionado la Feria. Aún así detectamos irregularidades entre los feriantes. Este año se acordó que no habría inspecciones en la Feria y comprobamos que ha aumentado la contratación durante las fiestas.
–¿Por qué la Inspección de Trabajo pide documentación que obra en poder de la Administración central?
–Tenemos acceso a las bases de datos, pero muchas veces no están actualizadas. Por eso pedimos la documentación a las empresas.
–¿Tiene idea de cuánto tiempo va a estar al frente de la Inspección de Trabajo?
–Tengo una comisión de servicio de un año, prorrogable.
–¿Qué espera conseguir?
–Hacer cumplir la normativa, porque quien defrauda a la Seguridad Social está defraudando al país. Su fraude afecta a todas las prestaciones, sobre todo, a las de incapacidades.