Los alimentos más baratos son los prefabricados, que contienen grasas saturadas l Estos productos sacian el hambre, pero no cuentan con todos los nutrientes de una dieta equilibrada.
Estar delgado o gordo es algo que va más allá de la estética. Estas dos características físicas son un problema para muchos melillenses y no todo tiene que ver con encontrar ropa de la talla correcta. Hoy en día ser delgado o gordo puede ser un reflejo de la falta de recursos económicos de muchas familias. Algunas sólo toman un plato de comida al día porque la crisis se ha instalado en sus casas. Su delgadez muestra la desnutrición que sufren tras muchos meses sin tomar nada de pescado, carne o verduras. Pero también las personas que tienen obesidad son el reflejo de la pobreza. Los alimentos más baratos y a los que tienen acceso suelen ser los prefabricados. Estos tienen grandes cantidades de grasas saturadas y pocos nutrientes. Engordan, pero no alimentan. Así lo explica a El Faro el endocrino Gilberto Pérez, especialista del Hospital Comarcal.
También los hidratos de carbono están muy presentes en las comidas de los melillenses que tienen poco recursos. Pérez asegura que algún que otro paciente le ha comentado que para comer tenían arroz con arroz. Esta broma es una muestra de que en esta casa ni si quiera se pueden permitir la compra de carne de pollo.
Hay dos sectores de la población en los que la desnutrición tiene graves consecuencias, como son los niños y los ancianos. Para los primeros, comer bien les permite desarrollarse y crecer. Una dieta equilibrada para un niño es una forma de prevenir que sea un adulto enfermo. En el caso de las personas mayores, deben seguir una alimentación adecuada para que las patologías que sufren no se agraven y tengan fortaleza física para aguantar los cambios que experimenta su cuerpo por culpa de la vejez.
Una consulta compleja
Las consultas de endocrinología se han convertido en un espejo del mundo actual. Por un lado, llegan pacientes derivados de los médicos de cabecera que tienen desnutrición, es decir, que no comen los alimentos que necesita el cuerpo para funcionar correctamente. Pero al mismo tiempo, son muchos los melillenses que acuden a estos especialistas para ponerse a dieta porque no son capaces de controlar todo lo que comen. Ésta es la realidad de la consulta de Gilberto Pérez. Asegura que la situación está polarizada. Hay pacientes que no paran de comer y otros que no tienen alimentos suficientes en sus casas.
Uno de los ejemplos de enfermos que recibe en su consulta son los niños con obesidad. Afirma que Melilla, junto a Canarias, lidera las clasificiación de regiones con mayor número de pequeños con sobrepeso.
Pérez destaca que lo preocupante es que gran parte de los niños con obesidad acude a la consulta con sus padres que también presentan sobrepeso. “Hablan como si el problema fuera del niño, cuando es de toda la familia”, señala.
Este especialista añade que la única forma de actuar en estos casos es que los padres den ejemplo y sigan una dieta equilibrada con sus hijos. También apunta a que en los colegios se debe insistir con las campañas de concienciación sobre la importancia que tiene comer todo tipo de alimentos y hacer ejercicio físico.
Pérez asegura que se ha incrementado en los últimos años a un ritmo muy elevado el número de adolescentes a los que se diagnostica una diabetes tipo II, se trata de una enfermedad característica de los adultos. Estos casos están relacionados con que tienen hábitos alimenticios muy poco saludables.
La desnutrición en mayores
Este endocrino del Hospital Comarcal indica que la desnutrición es un problema crónico en las personas mayores. Asegura que siempre hay en las consultas de endocrinología abuelos que no están comiendo bien. No obstante, resalta que lo que ha cambiado en los últimos cinco años son los motivos que llevan a estas personas a estar desnutridos.
Los problemas de dentición, esto es, la falta de una dentadura que permita comer alimentos como las carnes, era el principal problema al que se enfrentaban los mayores hace unos años. Pérez apunta que no todos tenían recursos para ponerse unos dientes que le permitieran comer de todo. Así que muchos optaban por tomar alimentos más ligeros y acababan presentado falta de vitaminas y proteínas por hacer este tipo de dieta.
Sin embargo, la crisis económica ha cambiado los motivos de la desnutrición de los mayores. Estas personas se ha convertido, en muchos casos, en el sostén de las familias con una pequeña pensión. Con sus escasos recursos tienen que ayudar a sus hijos y nietos y esto implica que haya recortes en el tipo de alimentos que toman. Pérez señala que hay familias que llevan meses sin tomar algo de pescado o carne, porque su economía no les permite hacer este gasto. Aunque los problemas económicos van más allá, pues hay pacientes que incluso abandonan su tratamiento médico porque no tienen dinero para pagarlo.
Un cambio de tratamiento
Este especialista afirma que hay dos tipos de pacientes en su consulta. Por un lado están los que le piden que les recete un medicamento más barato porque no tienen dinero para pagar estos fármacos. Por otro, hay un grupo de enfermos que les da vergüenza decir que tienen problemas económicos en casa y sólo toman el tratamiento unos meses porque no tienen recursos para costearse estos medicamentos todo el tiempo marcado por el médico.
Pérez asegura que los sanitarios siempre han recetado los fármacos teniendo en cuenta lo que sería mejor para el paciente. Resalta que cuando la Administración habla del ahorro de miles de millones en este tipo de gasto tendrá que analizar los costes que les va suponer en un futuro la enfermedad de unos pacientes que ahora no se pueden seguir un tratamiento.