Un verano más, la llegada del buen tiempo a Melilla se está traduciendo en un incremento de la entrada de inmigrantes subsaharianos por vía marítima. En la jornada de ayer, una patera con trece personas arribó a Los Cárabos a plena luz del día, ante la mirada atónita de los cientos de bañistas que se encontraban disfrutando del día de playa.
Todos los integrantes de la embarcación eran varones adultos, a excepción de dos mujeres, una de las cuales se sospecha que está embarazada, según informó la Delegación del Gobierno en la jornada de ayer mediante una nota de prensa.
Fueron integrantes del 112 los que alertaron a los agentes de la Guardia Civil de que había una patera dirigiéndose hacia la costa de Melilla. Se desconoce cómo pudo pasar la embarcación por delante de los puestos de vigilancia que la Benemérita tiene situados en los diques que limitan con Marruecos. Asimismo, y al contrario que en otras ocasiones, las fuerzas de seguridad del país vecino no intentaron de interceptar la patera, según se desprende de la nota remitida por Delegación, en la que se especifica que fue el 112 el que alertó al Servicio de Vigilancia Fronteriza del Instituto Armado.
Sea como fuere, la embarcación de los inmigrantes logró tocar tierra en la playa de Los Cárabos a las 12:00 horas, momento en el que la zona estaba atestada de bañistas.
Ocho de los inmigrantes, entre ellos las dos mujeres, fueron atendidos y posteriormente trasladados a la Comandancia de la Guardia Civil para prestarles asistencia. Las dos mujeres presentaban cuadro de hipotermia, pero gracias a los cuidados sanitarios que les dieron se encuentran actualmente en buen estado de salud.
Huida hacia Comisaría
Aunque en la nota de Delegación se afirma que los otros cinco integrantes de la patera huyeron en dirección al centro de la ciudad, testigos presenciales comunicaron a El Faro que se dirigieron inmediatamente hacia la Jefatura Superior de Policía Nacional.
Como muestran las imágenes tomadas por este periódico, corrieron en paralelo a la desembocadura del Río de Oro. En su carrera, los inmigrantes preguntaban a los viandantes en francés dónde se encontraban las instalaciones de la Policía Nacional. Al llegar a las mismas, varias personas se acercaron a ellos para llevarles agua y comida, en concreto algo de pan, según los testigos que presenciaron lo ocurrido.
Los mismos indicaron a El Faro que uno de los inmigrantes se encontraba hablando por un teléfono móvil mientras huía y que, por las palabras que pronunciaba en francés, se desprende que le estaban dando indicaciones para llegar a la Jefatura de Policía.
No es la primera vez que los inmigrantes escapan de la Guardia Civil nada más entrar en Melilla para dirigirse a las mencionadas instalaciones policiales. Según ha señalado la ONG Prodein en numerosas ocasiones a El Faro, los subsaharianos temen que la Benemérita les expulse de la ciudad autónoma y corren a comisaría para que se les abra el pertinente expediente de expulsión del país, en virtud a lo que marca la Ley de Extranjería. Mientras éste se resuelve, los inmigrantes no pueden ser repatriados.
La de ayer fue la segunda entrada de inmigrantes por vía marítima en diez días. En la última ocasión, la embarcación, en la que viajaban una treintena de personas, llegó a la playa de San Lorenzo a las 11:00 horas. Entre los ocupantes de la misma había cuatro menores de edad y tres mujeres, una de ellas embarazada.
Según informó la Delegación del Gobierno en aquellas ocasión, la entrada de la patera fue “forzada” por las mafias que trafican con seres humanos, que no dudaron en incluir entre los ocupantes de la embarcación a mujeres y niños para que la Benemérita se centrara en evitar que su barca naufragara. Además, aseguraron que los varones adultos amenazaron con tirar al agua a los menores si los guardias civiles intentaban interceptarlos.
Por otro lado, el pasado 9 de julio entraron en la ciudad unos 40 inmigrantes a través del vallado fronterizo. Con los de ayer, son un total de 83 subsaharianos los que han llegado a Melilla por cauces irregulares en los últimos diez días.