La Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla del Colegio de Ingenieros analizó la situación del sector en su ultima junta rectora.
La junta directiva de la Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos se ha desplazado esta semana hasta Ceuta para celebrar allí una de las seis Juntas Rectores ordinarias del año. En esa ciudad debatieron sobre los retos, obstáculos y oportunidades de una profesión que, como el resto, sufre los azotes de la crisis. Un efecto que, al menos entre los colegiados en Melilla, se deja sentir con menos virulencia.
José Abraham Carrascosa Martínez, decano de la Demarcación, es el encargado de defender los intereses de los profesionales de su sector en su comunidad de origen, Andalucía, y en las dos ciudades autónomas. En la reunión de esta semana reconoce que se han limitado a “temas más burocráticos”, entre ellos la adecuación del colegio profesional a las nuevas normativas que se avecinan, como la Ley de Servicios Profesionales. Sin embargo, el encuentro también ha servido para pasar revista a la actualidad. Y ahí, cómo no, el fuerte descenso de la actividad y el incremento del desempleo son los primeros temas que saltan sobre la mesa. “En Melilla podemos celebrar que, a día de hoy, no tenemos a ninguno de los 18 colegiados en paro. Y es una buena noticia, porque a nivel nacional manejamos un índice de desempleo del 12%, que crece hasta el 15% en el conjunto de Andalucía”, asegura Carrascosa.
La clave de esa buena noticia se sustenta en la fuerte presencia en la ciudad del sector público, que absorbe a buena parte de los profesionales “en áreas como el Puerto o el resto de la Administración”, pero el dato admite matices. “Que en Melilla ahora mismo no tengamos a ningún ingeniero de Caminos, Canales y Puertos desempleado no quiere decir que el sector sea mucho más diferente al del resto de España. Simplemente, que los que están colegiados ahora mismo están todos en activo. Melilla, como Ceuta, son ciudades en las que caben los profesionales que caben, no más. No ocurre como, por ejemplo, en Sevilla, donde muchas empresas y contratas de ingeniería se han visto afectadas por la crisis y el parón en las inversiones y han tenido que prescindir de personal”, aclara el decano. “Es muy posible que los compañeros que pudieran estar en paro hayan optado por buscar trabajo en otros lugares”, añade como aclaración.
¿Y cuáles son las oportunidades que ofrece el sector en Melilla? La ciudad también se ha visto dañada por el retroceso en la construcción de obra civil, sobre todo por la merma en los presupuestos que manejan todas las administraciones públicas, pero Carrascosa cita como principales proyectos “algunas carreteras secundarias” y, por encima del resto, “la ampliación del Puerto, que tiene muy buena pinta y sin duda, cuando salga adelante, será la principal obra en bastante tiempo para la ciudad, de ahí que creamos que está llamada a convertirse en referencia para nuestro sector”.
Ese buen augurio no oculta la realidad del sector, azotado en toda España por la parálisis de su gran motor durante décadas, la inversión pública. Carrascosa reconoce que el colegio que preside concentra parte de sus fuerzas “en intentar convencer a las administraciones de que de la crisis no sólo se sale con ahorro y austeridad, sino también con inversión en obra pública”. Y lo hace con datos: “De cada 100 euros que la Administración invierte en obra pública, 68 revierten en ella misma y se crean puestos de trabajo, generando así riqueza. Nosotros no somos los del ladrillo, eso es otra cosa”.
Según los balances que maneja el colegio profesional, la actividad ha menguado en sólo el último año entre un 40 y un 60%, dependiendo de una u otra Administración. “Pero hay que tener en cuenta que el año pasado ya cayó otro 40%. A estas alturas del año, existe poca licitación, por lo que nos tememos que en 2014 habrá otra caída importante. Confiamos en que en este segundo semestre haya un cierto repunte que se vea en la obra pública, porque los primeros seis meses han sido nefastos”, asume.
Y concluye con una reclamación que canaliza una de las demandas que sacan a relucir hoy todos y cada uno de los sectores económicos: la restricción del crédito, que paraliza la actividad y frena la iniciativa privada. “En este aspecto el colegio tiene poco que decir. Como opinión personal, sí creo que las ayudas que han llegado a la banca a través del Estado tendrían que trasladarse a las empresas para reactivar la actividad inmobiliaria, generar empleo y también riqueza”, subraya.
Una gran ‘cantera’ para Europa
Con la actividad congelada y sin perspectivas de mejora a medio plazo, miles de ingenieros españoles no han encontrado más alternativa que hacer las maletas y emigrar a Europa o al otro lado del Atlántico. Eso, según José Abraham Carrascosa, tiene una lectura positiva y otra muy negativa. “En estos momentos hay casi 1.300 profesionales españoles trabajando fuera del país. Por un lado nos satisface que nuestros ingenieros sean valorados más allá de nuestras fronteras, porque confirma que su formación y su valía son de las más altas del mundo. Pero, claro, también hay un aspecto negativo, que es el personal. Los profesionales con los que hablamos cuentan cómo han tenido que dejar lejos a sus familias, sus amigos, sus relaciones personales. Ese aspecto es el que no gusta a nadie”, destaca el decano en Andalucía, Ceuta y Melilla.