Los datos facilitados ayer por el consejero de Seguridad Ciudadana respecto al número de llamadas falsas recibidas en el servicio 112, ese que atiende las urgencias de los ciudadanos, deja a uno estupefacto. ¿Saben aquello del cuento del lobo?, pues eso; el día menos pensado, a todos estos ‘graciosos’ les va a ocurrir lo mismo que a aquel pastor bromista.
Y lejos de 'molestar' en una sola ocasión, hay personas reincidentes que llaman hasta en varias ocasiones. Precisamente sobre éstos se ha abierto un trámite, para tratar de identificarles y llevarles ante los juzgados para que ‘paguen’ por su ocurrencia.
Desde el punto de vista del ciudadano cívico, ese que sólo requiere de este servicio cuando realmente necesita de una atención por una urgencia, no debería esperarse a que el ‘bromista’ llame en varias ocasiones. Debería ser sancionado, directamente, cuando hace la primera llamada, y además, publicarlo a los cuatro vientos, para que todo el mundo se entere.
Quizá sea la única forma de hacerles comprender a éstos, y también a quienes tengan intención de actuar de esa forma, que existen cosas con las que no se debe jugar, porque quizá algún día sean ellos quienes necesiten la ayuda de las urgencias que presta este servicio y por estar atendiendo una de estas ‘falsas llamadas’ no puedan acudir a socorrerles.
Lo dicho, hay cosas con las que no se debe jugar y a veces el escarmiento parece el único medio para que unos incívicos tomen conciencia de lo que están haciendo.