El discurso del coronel jefe José Antonio Jarne giró entorno a una imagen de un desfile de 1921 celebrado en el antiguo acuartelamiento ‘Capitán Arenas’.
Un año más, el Regimiento de Ingenieros nº 8, los ‘Zapadores de Melilla’, celebró la festividad de su patrón, San Fernando, aunque en esta ocasión con un cambio muy significativo, pues en lugar del acuartelamiento de siempre, 'Capitán Arenas', los actos se desarrollaron en el que desde hace poco ocupa este Cuerpo, el cuartel 'Capitán de la Paz Orduña', en Rostrogordo.
Éste precisamente fue el tema sobre el que giró el discurso del coronel jefe del regimiento de Ingenieros José Antonio Jarne San Martín quien, sirviéndose de una imagen cedida al Cuerpo de un acto que tuvo lugar en 'Capitán Arenas' en 1921, señaló que pese a que la ubicación cambie, las tradiciones y el espíritu de Ingenieros se mantiene en el tiempo.
El coronel jefe agradeció el obsequio de esta fotografía, donde aparecen distintos mandos de la época durante un desfile y destacó sobre todo su valor ya que la imagen fue tomada pocas fechas antes de que ocurriera el desastre de Annual.
Previo al discurso, y ante la presencia del comandante general, Álvaro de la Peña, así como de diversas autoridades civiles, entre ellas el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, y el vicepresidente primero de la Ciudad Autónoma, Miguel Marín, se procedió a la entrega de medallas y condecoraciones, además de algunos premios a los ganadores de los diferentes torneos que se han llevado a cabo con motivo de la festividad del patrón del Cuerpo.
El homenaje a los caídos y el posterior desfile pusieron el punto y final a este acto de los Ingenieros de Melilla, que ayer festejaron, por primera vez en su nuevo acuartelamiento, el día de su patrón, San Fernando, patrón del Cuerpo desde mayor de 1805.
Un patronazgo que se remonta al año 1805
Fernando III el Santo, hijo de Alfonso IX de León y Berengüela de Castilla, nació en Valparaíso en 1201 y desde 1805 es patrón del Arma de Ingenieros.
Durante su reinado volcó sus esfuerzos en un doble objetivo, por un lado, en el fomento de la cultura, y por otro dando un gran impulso a la Reconquista de la Península Ibérica.
Entre los primeros destacan la construcción de las Catedrales de Burgos y Toledo, la fundación del ‘Estadillo general de Salamanca’ y el empleo del castellano en lugar del Latín como lengua culta.
Sus acciones militares supusieron, entre otras, la conquista del Valle del Guadalquivir, sometiendo a las ciudades de Córdoba y Sevilla. Murió en Sevilla, el 30 de mayo de 1252. Fue canonizado en 1671 por el Papa Clemente X. En el Archivo Militar de Segovia existe una minuta sin firmar que dice textualmente: “Madrid 16 de enero de 1804. No teniendo aún señalado Patrón el Regimiento Real de Zapadores Minadores como los demás del Exército: se hace presente a V.E; a fin de que se digne elegir el que sea de su mayor agrado para este Cuerpo, que tiene la honra de hallarse bajo la inmediata protección de V.E;”