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Los comerciantes se quejan de que con las obras pierdan clientes y aseguran que los trabajos de reforma se debían haber hecho en verano
Malestar. Esa es la palabra que más repitieron los comerciantes de la calle Álvaro de Bazán después de que en la mañana de ayer iniciasen las obras para arreglar el asfalto de la carretera.
Los afectados temen que el lavado de cara sólo suponga pérdidas y que las reformas se prolonguen más de lo que está previsto (dos semanas).
Hassan Mohedi regenta un taller de neumáticos y bicicletas. Cree que su actividad estará “completamente paralizada” hasta que terminen los trabajos. “Las obras nos van a afectar al 100% y el que lo niegue, miente. Normalmente a estas horas (12:30horas) estoy que no doy abasto, pero ahora mismo estoy sin hacer nada”, lamenta.
Asegura que el hecho de que la calle esté cortada y que sus clientes no puedan aparcar el coche en la puerta de su establecimiento lleva a que opten por otro taller que les ofrezca “mayores facilidades”. “Si no pueden estacionar el coche, cómo les voy arreglar, por ejemplo, los neumáticos”, pregunta.
Félix Estéban es el encargado de una tienda de materiales de construcción. Cree que “la eliminación temporal” de la zona de carga y descarga del comercio podría perjudicar en las ventas. Así, él, al igual que Mohedi, ha recibido la obra con recelo.
No obstante, espera que sea una inversión a medio plazo y que después de soportar las molestias y la caída de ventas, acabe recogiendo los frutos. “A ver si con el nuevo asfalto disminuye el ruido, se eliminan las grietas y agujeros cada vez más grandes”, señala.
Mala época
Muchos vecinos y comerciantes de la obra coinciden en que el momento para iniciar las obras “no ha sido el adecuado”. Afirman que durante el verano, cuando la calle cuenta con menos tránsito y sus negocios con menor actividad, hubiese sido la “época ideal para levantar la calle”.
“Es muy propio de esta ciudad hacer obras en los sitios más visibles y en la épocas con mayor movimiento como estrategia electoralista”, sostiene un vecino de la zona. “Ese es el motivo por el que no hacen muchos trabajos de reforma en verano”, continúa.
“Tenían que haber hecho las reformas en agosto. Ahora nos fastidian el doble”, dice Mari Carmen Navarro, al mando de una clínica de Fisioterapia. “Muchos de los pacientes que nos visitan son mayores o no se pueden desplazar sin sus vehículos”. “Esta misma mañana (ayer), una mujer que acompañaba a una de mis pacientes ha tenido que dejar el coche en un supermercado cercano a la clínica”, señala.
El polvo, el ruido y el estrés que genera una obra también afecta al colegio Reyes Católicos. Durante las horas de clase, los alumnos y los profesores tendrán que soportar el ruido incesante de la maquinaria que ayer ya se extendió a lo largo y ancho de la calle Álvaro de Bazán.
La directora del centro, María José Ruiz, apunta otro problema que surge a raíz de las reformas: “colapso en el tráfico”. “Muchos padres vienen a por sus hijos en coche ya hora tendrán que acceder por otra vía al colegio lo que provocará atascos. Esperemos que la obra no se retrase y que finalice lo antes posible”, apunta.
Duración obras
El responsable de la obra indicó ayer a El Faro que los trabajos de reforma “únicamente” se verán retrasados si se dan condiciones meteorológicas adversas. “Para mañana (hoy) dan lluvia y con agua no podemos trabajar”, dijo.
Explicó que los socavones y las ondas generadas en el asfalto se eliminarán levantando una capa de 4 milímetros para, posteriormente, extender una mezcla de “Bituminosa”.
Subrayó que los últimos trabajos se realizaron en el año 1991 y que se trata de una vía importante para la ciudad porque se ha convertido en el acceso de las personas que proceden del paso fronterizo de Beni Enzar al centro de la ciudad.