Pasado los primeros días y apaciguados quizás los efectos convulsos que tuvo en el seno del club azulino las directrices
marcadas por el consejero de Fomento, Juventud y Deporte Miguel Marín, en cuanto a la confección de la plantilla del equipo de Segunda División B con el 50 por ciento de jugadores de la tierra, parece que la normalidad, dentro de la intranquilidad que existe en el entorno de la nave melillense, va copando el devenir diario.
Parece que ya no se discute la firmeza de las consignas impuestas desde la Casa Grande y, superado este trance, empieza a tomar forma el proyecto para la 2012-2013. A falta de confirmación oficial, ya son varios los jugadores del actual plantel que han sellado su compromiso de renovación con la entidad que hasta hoy sigue presidiendo Cristóbal Sánchez, y digo hasta hoy porque uno de los puntos que configuran el Orden Del Día de la Asamblea de Socios que celebrará el club el próximo martes es precisamente el de la dimisión del presidente. Hecho al que está obligado para poder presentar su candidatura a las elecciones a la Presidencia de la UD Melilla del próximo 31 de mayo.
Volviendo al tema deportivo es evidente que la actividad en el seno de la entidad, principalmente de la Secretaría Técnica, está siendo frenética. Todo apunta a que algunos jugadores de la cantera, tanto del Gimnástico Melilla como del Casino del Real CF, van a tener la oportunidad de pertenecer a un equipo profesional así como de poder debutar con la camiseta del primer equipo de la Ciudad. Ahora solo quedará pendiente de comprobar si la apuesta es sincera o sobrevenida. El tiempo, ese Juez implacable, dirá lo uno o lo otro.
Queda claro pues que se están siguiendo las líneas trazadas desde la Consejería de Deporte en cuanto a la apuesta por los jugadores de casa que redundará, sin duda, en poder cumplir con otras de las premisas como es la de aliviar las deudas que acucian al decano del Grupo IV de la categoría de bronce del fútbol español. Ahora el peligro está en que las diferencias sean abismales a la hora de valorar el producto interno con el de fuera. En el equilibrio a la hora de valorar a los componentes de la plantilla estará la clave para que el vestuario sea o no un volcán en continua erupción. Aún siendo conscientes de que siempre habrá algunos elementos que marquen la diferencia y por tanto compensada su aportación. De lo contrario la estabilidad del vestuario podría depender siempre de un hilo. Si los resultados son los que se esperan y el objetivo, menos exigente pero no por ello menos ambicioso, se va cumpliendo: miel sobre ojuelas, pero si no es así la cosa no será tan fácil. Ojalá me equivoque; porque confío plenamente en el buen hacer de los dirigentes y técnicos de la nave melillense y creo que, al final, la próxima temporada volverá a ser ilusionante. Estoy seguro que el equipo, a pesar de que será más humilde, será también competitivo. No me cabe duda.
Por otra parte el proceso electoral en el que está inmerso el club finaliza el próximo 25 de este mes si solo, como pienso, se presenta una sola candidatura. A pesar de ello, y a diferencia de otras temporadas, el club sigue preparando el próximo ejercicio con lo que ello significa de cara a una mejor planificación. Cristóbal Sánchez es un hombre que podrá tener muchos defectos pero, sin duda, es de las personas que siempre ve el vaso medio lleno y de los que contagia de optimismo a los que lo rodean. Es un hombre que está trabajando lo indecible por enderezar el rumbo de la UD Melilla y para eso no escatima esfuerzos y si no se aburre o lo aburren, podría ser el presidente que necesita el Melilla para sacar esto adelante y en un futuro emprender otros proyectos de mayor envergadura. La situación económica supone un auténtico quebradero de cabeza para quien o quienes quieran hacerse cargo en estos momentos del club melillense pero si se tienen las ideas claras y con el apoyo que, una vez más, demuestra hacia el equipo la Ciudad Autónoma, la cosa tiene solución. Por lo que a la UD Melilla, pienso, le queda vida para rato.