Luis Miguel García Franco, amigo del pregonero y rociero como él, fue el encargado de presentar a Márquez, que ofreció una intervención llena de emoción y fervor.
La iglesia de la Medalla Milagrosa acogió anoche el tradicional pregón de la Hermandad del Rocío, previo al inicio de la romería a la aldea almonteña, que los hermanos comenzarán el próximo 20 de mayo. El poeta sevillano Manuel Márquez fue el encargado de transmitir a los presente stodos los detalles del espíritu rociero, que cómo él mismo dijo, van mucho más lejos de los trajes de flamenca y los bailes.
Antes de que Márquez comenzara su intervención, su amigo y también rociero, Luis Miguel García Franco, le dedicó unas palabras para darle a conocer al centenar de personas que llenaban la parroquia. La música del coro rociero precedió el inicio de las emotivas palabras del pregonero que transmitió a los presentes todo el sentimiento que en él despierta, desde que era pequeño, la peregrinación al Rocío.
Márquez comenzó su intervención recordando su localidad natal, Villamanrique de la Condesa, de donde surge su pasión por la Virgen del Rocío. El pregonero explicó que él pertenece a una familia de tradición romera y que su pueblo lleva más de ocho siglos realizando la peregrinación a la aldea onubense.
El sevillano, que llegaba por primera vez a Melilla, señaló que su intención de ayer era transmitir a los presentes lo que significa ser rociero. “Nuestra filosofía es la de la convivencia. Los hermanos compartimos, nos ayudamos y ayudamos a los que nos necesitan. Si alguien tiene sed tenemos que darle de beber”, indicó.
Márquez recordó además a sus padres y abuelos, los que le enseñaron la importancia del camino y le transmitieron el fervor por la Virgen. El poeta trató de transmitir con sus palabras la fuerza de la Virgen del Rocío y lo que lleva cada año a miles de personas de toda España a realizar un camino, a veces muy largo, para sacarla a hombros de su ermita. El llanto de los peregrinos al ver la imagen de la Virgen, indicó, sólo pueden entenderlo los que sienten esa pasión por la imagen.
Pero no sólo hubo palabras, la música también formó parte del pregón, cómo forma parte del camino que conduce a los rocieros hasta la aldea almonteña donde cada año se reúnen para convivir y compartir la fe en su Virgen.
Márquez señaló que allí todos son iguales, y que la procedencia de los peregrinos no es importante para ellos, que lo que realmente valoran son los sentimientos y la devoción.
La hermandad del Rocío de Melilla saldrá el próximo 21 de mayo camino de la aldea del Rocío. El día anterior, los peregrinos ofrecerán una misa de despedida en la iglesia del Pueblo, en la que contarán con la actuación de su coro rociero.
El regreso a Melilla se producirá el día 29 de mayo, después de haber disfrutado de un camino, en el que como cada año, disfrutarán con los amigos y sobre todo se reencontrarán con la Virgen del Rocío.