El Pleno de Control de ayer se quedó en palabras. Los diputados no llegaron a las manos ni pasaron a los hechos. Fue una sesión que sirvió para echar una nueva palada de tierra sobre la crispación que protagonizó otras épocas que, afortunadamente, parecen haber quedado atrás. Sólo hubo algún atisbo en polémica en alguna de las intervenciones del socialista Dionisio Muñoz y del diputado de PPL Julio Liarte, pero sin llegar a salirse de los límites que permite un debate parlamentario.
Se mantuvieron las formas, pero la sesión no sirvió para materializar ningún acuerdo. Sólo el cepemista Aberchán arrancó al Gobierno la promesa de contener el gasto, un propósito que el equipo de Imbroda viene anunciando a bombo y platillo desde hace semanas. Sin embargo, la propuesta del portavoz de CpM de orientar los planes de empleo hacia las pymes para dar una oportunidad real a los parados de encontrar un trabajo a su finalización quedó atrapada en la maraña burocrático-legal que tejió en un momento el popular Daniel Conesa para concluir que esa idea es “incompatible”.
Fe y paciencia pidió Francisco Javier González, recién nombrado consejero adjunto para los distritos IV y V. Julio Liarte criticó que su antecesor no hubiera hecho nada desde que asumió el cargo y que, por lo tanto, hubiera que empezar el “trabajo desde cero”. El sustituto de Rafael Marín defendió la labor del Gobierno a lo largo de los años en esas zonas deprimidas y prometió resultados a medio y largo plazo para un “proyecto ambicioso”. Se lo pidió (la fe y la paciencia) a los diputados de la oposición, cuando a quienes hay que pedir que no desesperen ni desconfíen es a los vecinos de los distritos IV y V..