El patinete eléctrico que usaba excedía con mucho la velocidad máxima permitida, se lo robó a la Policía Local cuando se lo quitó para dejarlo en depósito y, además, se resistió a la detención por desobediencia. Esa es la historia del individuo arrestado por agentes locales cuando comprobaron que circulaba a 44 kilómetros por hora cuando el tope que establece la norma es de 25 kilómetros por hora.
Según han explicado fuentes del cuerpo, el suceso ocurrió este pasado domingo cuando un individuo circulaba con su patinete sobre las seis y cuarto de la tarde por la zona de la calle Juan de Lanuza. En un control de velocidad, agentes de la Policía Local le dieron el alto por entender que estaba circulando por encima del máximo establecido.
Los funcionarios policiales procedieron entonces a comprobar la velocidad a la que iba este patinete utilizando el velocímetro pertinente. Y así fue como pudieron cerciorarse de que, efectivamente, esta persona iba a 44 kilómetros por hora cuando el máximo permitido es de 25 kilómetros por hora.
En consecuencia, los policías locales intervinieron el citado Vehículo de Movilidad Personal para llevarlo al depósito porque, además, carecía de autorización administrativa. Sin embargo, en un descuido de los agentes, el conductor sustrajo el patinete y huyó rápidamente y en sentido contrario al estipulado en la vía.
En su carrera, el individuo se subió a la acera, por la que iban varias personas, y repetidamente desobedeció la orden de alto que le indicaban los policías. Estos iniciaron la persecución del huido y lo alcanzaron en la calle Comisario Valero, donde consiguieron detenerlo, no sin que antes no tuvieran que forcejear con él porque se resistía de forma activa a su arresto.
Posteriormente, y una vez detenido, fue trasladado hasta las dependencias policiales donde quedó ingresado en los calabozos a la espera de su puesta a disposición judicial. Al final, patinete fue intervenido y quedó depositado en las instalaciones municipales.
El tema patinete eléctrico se nos ha ido de las manos, aplaudo medidas como la de controlar la velocidad y retirarlos si superan la velocidad permitida, pero debería agilizarse el uso de caso, chalecos reflectantes, etc, esto haría que muchos se pensaran usarlo.
La gente en Melilla ha perdido absolutamente el Norte. La mala educación abunda en las calles de ésta ciudad, de mayores a jóvenes. No hay educación en la calle. No sé qué enseñan en las autoescuelas, porque hasta coches con la "L" de novel, no saben lo que es un intermitente de señalización. Asalvajados al volante y chavales con motos que provocan accidentes por la cara. Personas al volante que te siguen enfadados por haberles pitado. Policías locales al volante parados en paralelo hablando con sus colegas, y tú por pitarles, te endosan una multa. En fin de sinvergüenzas ésto está lleno. Melilla, cómo va a ser moderna con la gente arrogante y sin alma que tenemos. Para rezar y disfrazarse de religiosos los primeros, pero en educación un cero enorme. Retrasados y mucho postureo, es lo que hay que aguantar.