De la mano de dos grandes amigos -y algo más-, procedente de la última Feria del Libro de Madrid y debidamente dedicado, el libro de Paul Preston, 'El Holocausto Español. Odio y exterminio en la Guerra Civil y después'. Presto se acuerda más, a lo largo de toda su vida, de España que de su Liverpool natal (1.946). Poca presentación es necesaria pero recordemos que es catedrático, Príncipe de Asturias de Historia Contemporánea Española y director del Centro Cañada Blanch para el Estudio de la España Contemporánea de la London School of Economics.
En los prolegómenos de su gran obra -859 páginas al lomo- Preston se fija bien en las primeras muertes de la contienda nacional, no sin antes realizar una detallada justificación de su génesis y leemos textualmente: “Entre los primeros en morir figuraba uno de los oficiales más brillantes de las Fuerzas Armadas españolas, el capitán Virgilio Leret Ruiz, destacado ingeniero aeronáutico y piloto, de 34 años, comandante de la Base de Hidroaviones de Atalayón, en Melilla, detenidos y ejecutado tras un juicio sumario por haberse enfrentado a los rebeldes”.
Y sigue Preston: “Su mujer, Carlota O´Neill, feminista de izquierdas, era dramaturga y editora del periódico ‘Nosotras’. La detuvieron y separaron de sus hijas, Carlota y Mariela…Tras 18 meses en prisión, Carlota O´Neill fue jusgada por un tribunal militar, acusada de hablar ruso, de ser subversiva y responsable de los actos de su marido el 17 de julio de 1.936. Pese a todo la condenaron ‘sólo’ a seis años”.No recordamos ninguna visita de Paul Preston pero nos llama la atención del rigor de su relato y tenemos una sana curiosidad: Comprobar la lista de agradecimientos a colaboradores.
Vicente Moga Romero, el archivero de Melilla, el documentalista por excelencia, el señor del Hospital del Rey aparece en el libro de Preston como colaborador de su obra, una colaboración muy bien aprovechada por el autor británico-hispano para documentar una de las primeras muertes de la sublevación militar con un rigor estimable que sólo podía proceder de Moga y, además, sirve de preludio para lo que viene después, el relato de guerras y holocaustos, sí porque aquí también hubo –como se viene comprobando recientemente- holocaustos y fosas comunes, no sólo en los dominios nazis.
El aporte documental histórico que Moga ha brindado a Preston es más que significativo en la obra de un gran especialista y ‘best seller’ todos cuyos trabajos se han caracterizado por el relato escrupuloso y comprobado. Los nombres de Melilla, Leret, Atalayón, Carlota, Carlota y Mariela son un lujo para una ciudad en la quinta edición del ‘Holocausto Español’ de Paul Preston. No dudamos en afirmar que Moga, como es su obligación y, mucho más, su devoción ha puesto un granazo de arena en el conocimiento de la historia contemporánea de la ciudad.