El secretario de Estado de Educación y Formación Profesional, Mario Bedera, estuvo ayer en Melilla de visita para corroborar un diagnóstico archiconocido de la realidad de nuestros centros escolares pero sin embargo deficientemente asumido por el propio Gobierno al que el propio Bedera pertenece. Efectivamente, Melilla vive unas circunstancias extraordinarias que exigen actuaciones extraordinarias: Nos referimos en concreto al hecho cierto de un aumento, en los últimos diez años, de un 19% del alumnado local en enseñanza básica. Un porcentaje tremendamente superior respecto del registrado en la misma década en el resto de España y que dibuja por tanto una situación singular que exige de políticas acordes.
Sin embargo, el Ministerio de Educación no ha tomado nunca a Melilla como un asunto prioritario en la medida que corresponde. Incluso ha negado muchas veces la misma realidad que Bedera asumió ayer cuando subrayó el mayor crecimiento demográfico positivo que se da en la población melillense y su innegable repercusión en los centros escolares.
El secretario de Estado se comprometió abiertamente con las necesidades educativas de Melilla, lo que es bueno aunque poco práctico cuando está a punto de abandonar el cargo y su balance de gestión resulta demasiado lento y, por tanto, deficiente en materia de inversiones y creación de infraestructuras educativas como las que la ciudad requiere.