El colectivo ecologista Guelaya, por segundo año consecutivo, ha organizado una charla-debate sobre decrecer para vivir mejor. El evento contará con la presencia del periodista Juan Bordera, quien abordará esta cuestión bajo el epígrafe "¿El final de las estaciones?, la década en la que nos jugamos todo". Será este viernes, a las 19.00 horas, en la sede de la Asociación de Estudios Melillenses.
Juan Bordera es guionista, periodista y activista en Extinction Rebellion y València en Transició. Es autor de diversos libros como: El otoño de la civilización , El efecto dominó, ¿El final de las estaciones? y colaborador de publicaciones como Contexto, La Marea, El Salto o Diario.es
Los miembros de Guelaya dicen ser conscientes de que no es posible el crecimiento continuo en un planeta limitado. "No hablamos de un concepto en negativo, sería algo así como cuando un río se desborda y todos deseamos que ‘decrezca' para que las aguas vuelvan a su cauce. Cuanto antes seamos conscientes de la necesidad de desprendernos de un modo de vida inviable, mejor para todos y para el planeta", señalan los ecologistas.
Según afirma esta organización, cuando parece socialmente aceptada la grave crisis ambiental a la que se está sometiendo a nuestro entorno, el desarrollo sostenible resulta la "receta mágica" que permitirá seguir viviendo como se está haciendo sin hacer daño al planeta, pero la realidad es que el uso del término sostenible, "vacío de contenido", se ha generalizado y "se aplica ahora a cualquier proyecto, aparece cada vez con más frecuencia en boca de gestores, políticos, constructores, profesores…".
Guelaya entiende que algunos datos sobre la huella ecológica resultan muy ilustrativos. "Desde el año 1990 estamos viviendo por encima de la capacidad de carga del planeta. En el año 2003, debido al crecimiento económico, se superó la capacidad de regeneración del planeta en un 25%. En 1960 la brecha entre el 20% más rico y el 80 % más pobre del planeta era de 1 a 30, mientras que ahora es de 1 a 80".
En opinión del colectivo melillense, la palabra "decrecimiento" parece más adecuada que el término "desarrollo sostenible" porque su significado es claro: sólo hay un camino posible, vivir con menos, y el reto está ahora mismo en “vivir mejor con menos”. "Decrecer no es empobrecerse, es aprender a vivir con menos, a poner el énfasis en el crecimiento de relaciones y convivencia".