“Te quiero ¿es que no te das cuenta? Todo lo hago por tu bien, por el nuestro. Estamos juntos, siempre”. ¿Cuántas conversaciones empiezan así´? Después, llega el control. “No te pongas esa falda, que te mira todo el mundo. ¡Vaya amigas tienes! Ninguna merece la pena”. Y así, poco a poco, esa mujer, enamorada, va cediendo terreno y obedeciendo a ese hombre que tanto dice quererla y que terminará´ por convertirla en una prisionera en su propia vida, en su propia casa. Sin amigos, sin su familia y temiendo por ella y por sus hijos.
Si tiene suerte, saldrá de ahí, con el alma hecha pedazos, con la autoestima por los suelos y, posiblemente, muy sola. Pero viva. Si no es así, puede engrosar la lista de las mujeres que viven un infierno de amenazas y palizas. Y si su maltratador, que se cree su dueño, aun no tiene suficiente, quizás aumente el número de víctimas mortales que hay cada año. Otro número no, otra mujer, otra vida truncada por aquel que debía apoyarla y compartirla con ella.
Hoy se conmemora el Día contra la violencia de Género. Un año más. Es estremecedor ver las noticias algunos días cuándo empiezan con la última (penúltima, desgraciadamente) víctima. Este año llevamos 52, 1.237 desde 2003, cuándo se empezaron a recopilar datos. Además de todos los niños que se han quedado huérfanos, entre 2013 y 2023, 49 niños han perdido la vida por está misma razón. Una venganza contra sus madres. Hay que hacerles el mayor daño posible y, como piensan muchos de estos asesinos, es mejor matar á sus hijos y dejarlas a ellas con vida. Hijos que son muchas veces también de ellos, sus propios niños.
Cuándo cada año repasamos estás estadísticas siempre surgen las mismas preguntas. ¿Por qué? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? El porqué tiene sus raíces en el machismo de la sociedad. Vamos mejorando, y mucho, pero parece que todavía no es suficiente. Así llegaríamos a evitarlo. Esa es la gran pregunta a la que tenemos que dar respuesta como sociedad. Desde la Federación de Enseñanza de CCOO consideramos que la educación es fundamental en este tema como en tantos otros. Nuestros alumnos reciben charlas, realizan trabajos, ven reportajes, escuchan a víctimas. algunos, incluso, conocen a alguna o son víctimas ellas mismas. Sin duda, ese es el camino que hay que seguir. Viendo las cifras, cada año mayores, parece que no se consigue nada. Nosotros creemos que no es así´. Aunque esos datos sean insoportables, trabajamos para conseguir unas generaciones más tolerantes y dispuestas a luchar contra está violencia y todas las demás. Ese logro fundamental, como tantos otros tan importante y tan poco valorado, se deberá a la labor diaria, insistente, didáctica, al ejemplo de profesoras (y profesores, es una labor de todos) que trabajan y son madres, esposas, amigas, libres.
Desde está Federación sólo deseamos no tener que volver á escribir nunca más un artículo como este. Eso significaría que hemos conseguido