José Luis Martínez Lázaro, presidente de la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar, entidad en la que está incluida Melilla, es uno de los colaboradores más destacados de El Faro y profundo conocedor de la situación económica de la ciudad, que considera "muy complicada de revertir a corto plazo", según manifiesta en la entrevista con este diario. Martínez Lázaro echa en falta que lleguen a Melilla partidas presupuestarias suficientes de los 357 millones de euros prometidos en el desarrollo del Plan Estratégico del Gobierno y sigue defendiendo que los melillenses continúan fuera de la Unión Aduanera aunque sí apuesta por una mejora en la normativa aplicable a la ciudad. Defensor a ultranza de mantener convenios y acuerdos con la Junta de Andalucía, cree que el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, como también el líder de la Cepyme, Gerardo Cuevas, pueden desempeñar un papel importante como embajadores de Melilla ante el Gobierno en Madrid.
-¿Cuál es su definición de la situación económica de Melilla?
-Muy complicada de revertir a corto plazo. No se puede cambiar la estructura económica de nuestra Ciudad de un día para otro, tras años de habernos dedicado al “monocultivo” del comercio fronterizo y no disponer de recursos naturales: ni agricultura, ni pesca, ni minería ni otras materias primas. Tenemos transportes caros tanto de personas como de mercancías y limitada conectividad salvo en las comunicaciones digitales. Limitación de agua, energía y terrenos. Una alta tasa de paro, sobre todo, juvenil. Un alto fracaso escolar y una escasa formación práctica en oficios tradicionales y nuevas tecnologías e idiomas. Y una renta per cápita muy baja en relación a la media nacional y ello a pesar de que los salarios de los trabajadores públicos son bastante más altos que los del sector privado. Muchos frentes donde trabajar para salir del pozo.
-¿Cómo cree que se ha llegado a esa situación?
-En primer lugar, por nuestra falta de visión de futuro y no haber puesto las bases para empezar a cambiarlo hace 20 ó 30 años. Desde la CEME ya se dio la alerta cuando Marruecos anunció su progresivo desarme arancelario.
En una entrevista que me hicieron hace ya 34 años reflexionaba preguntándome: “¿qué pasará cuando la frontera de Marruecos se impermeabilice de forma efectiva? ¿Qué reciclaje experimentará el comercio tal y como está concebido actualmente? El desarrollo de Melilla debería enfocarse salvando esta dependencia". No es que fuera visionario, es que lo teníamos delante de nuestros ojos y no queríamos verlo. Pero lo que no esperaba, ni entonces ni hace cinco años, es que Marruecos iniciase su descarado ataque híbrido contra Melilla y Ceuta bloqueando las importaciones a través de la aduana de Melilla. Eso y el posterior cierre fronterizo justificado por la pandemia nos ha puesto en la actual situación de depresión económica a la gran mayoría de las empresas melillenses.
-¿Cuáles son sus recetas para salir del trance?
-Creo que en el Plan Estratégico 2020-2029 en el que intervinimos cientos de personas, se analizaron muchas propuestas y se llegó a un consenso generalizado en casi todos los aspectos quedando recogidas las orientaciones a la que debemos dirigir nuestros esfuerzos y no hay mucho más que añadir: turismo, educación, actividades digitales. No hay otras o, al menos, no se me ocurren.
-¿Qué piensa del interés del Gobierno por conveniar medidas con Andalucía?
-Personalmente, una medida muy acertada y que yo vengo defendiendo desde hace años. Una pena que por el anterior Gobierno local se hayan dejado pasar casi cuatro años en ponerlo en marcha porque para el anterior presidente ese acuerdo era “papel mojado” (sic).
Como presidente de la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar -que incluye en su ámbito territorial a las de Melilla y Ceuta- siempre he abogado por acercar Melilla a las instituciones públicas y privadas andaluzas. Así lo he hecho con diversas consejerías de la Junta, con el Consejo Andaluz de Cámaras de Comercio, con Suncruise Andalucía o con la Confederación de Empresas Andaluza (CEA). El próximo martes me reúno con el consejero de Industria y aprovecharé para insistir en el tema.
Confío que en breve se materialice un nuevo Acuerdo de Cooperación más ambicioso incluso que el de 2019. Tenemos que conseguir que Melilla pueda aprovechar la colaboración con la Agencia TRADE, la de Innovación y Desarrollo, con Garantía S.G.R. y de todas aquellas instituciones públicas y privadas relacionadas con el Turismo y la Innovación. Estoy convencido de la generosidad de los andaluces para con nuestra Ciudad.
-¿Cree que medidas como las empresas de base tecnológica, el turismo o la universidad tienen futuro en la ciudad?
-No es que lo crea, es que no veo que haya más alternativa a la situación actual, salvo intentar atraer a inversores que quieran aprovechar las ventajas fiscales de nuestra ciudad y las Reglas de Origen -manifiestamente mejorables- que tenemos para procesar y transformar materias primas o productos semiterminados que no requieran mano de obra especializada -mientras no formemos a nuestros jóvenes- y siempre y cuando consigamos reducir el coste del transporte de esas mercancías. Y, por supuesto, sin dejar de reclamar a nuestro Gobierno que exija a Marruecos cumpla con lo pactado para que dejen de tratarnos de forma distinta al resto de los empresarios españoles y se permita la libre circulación de personas y mercancías tal y como está recogido en los Acuerdos de la RAN celebrada en abril del pasado año.
Nuestro estatus de Territorio Franco, fuera de la Unión Aduanera y del Territorio de aplicación del IVA, ofrece más ventajas que inconvenientes a mi juicio y al de muchos expertos. Hasta la fecha nadie ha indicado ninguna ventaja de nuestra entrada en la Unión Aduanera. Otra cosa es que pidamos a la AEAT una actualización de la normativa aduanera aplicable en Melilla (actualmente, solo una Orden ministerial de 1988) que contemple simplificaciones para los tráficos directos entre las aduanas de Melilla y Ceuta y las peninsulares. Las Confederaciones de Empresarios de Ceuta y de Melilla ya estamos trabajando en ello desde la reunión que mantuvimos con la Dirección General de Aduanas hace un año. Recientemente, hemos recibido el Informe sobre “Mejora y homogeneización del tratamiento aduanero de las mercancías en Ceuta y Melilla” encargado al exdirector general de Aduanas, Antonio de la Ossa, y estamos pendientes de que las Consejerías de Hacienda de ambas Ciudades se coordinen entre ellas y le den su visto bueno para seguir avanzando en el proceso de la mejora y simplificación.
-¿Qué le dice su instinto con respecto al Plan Estratégico del Gobierno? ¿Habrá desarrollo de sus medidas o quedarán en papel mojado?
-Mi opinión ya la expuse en mi columna AL HUDUD: LA FRONTERA. En muchos aspectos coincide con nuestro Plan Estratégico, aunque se debería haber trabajado sobre sus conclusiones y no perder el tiempo en hacer un nuevo análisis DAFO. La gran crítica que hago es que, después de un año de haber sido anunciado a bombo y platillo, los 357 millones de euros no se han visto por ninguna parte ni se ha avanzado en la puesta en marcha del mismo o, al menos, no se han dado a conocer públicamente los avances y eso que el Gobierno es experto en hacer campañas publicitarias de sus logros.
Si ya está constituida la Comisión Mixta de seguimiento entre el Ministerio de Política Territorial y el Gobierno de Melilla y se han aprobados los fondos para la puesta en marcha de la Oficina Técnica de Proyectos -que debe servir entre otras cosas para apoyar y asesorar en la ejecución de las medidas del Plan Integral-, no cabe dejar pasar el tiempo sin que se impulsen actuaciones concretas.
Yo espero que el nuevo Gobierno -sea el que sea- cumpla los compromisos de inversión recogidos en el Plan Estratégico de Desarrollo Socioeconómico e incluya los fondos necesarios en los PGE 2024 para que no se quede en milongas como las que nos han venido contando respecto a la reapertura de la aduana, el abaratamiento y mejoras de los transportes u otros temas como la sanidad, por ejemplo.
-¿Qué futuro vaticina a las empresas con la aplicación del nuevo sistema de bonificación de la Seguridad Social?
-De entrada, dificulta la contratación de nuevos trabajadores desde el 1 de septiembre. Los requisitos exigidos para acceder a la subvención -que no bonificación- son una traba administrativa más para crear empleo. Genera discriminación entre unos trabajadores y otros de la misma empresa. No alcanza a todos los nuevos empleos y, sobre todo, ha generado una desconfianza sobre la posible modificación de las ventajas fiscales que tiene Melilla cuando a alguien del Gobierno se le ocurra quitarlas de un plumazo.
-¿Defraudado con el Gobierno por los incumplimientos de Marruecos en cuanto a la aduana comercial?
-Totalmente. Ya sabemos que todo va conforme a la hoja de ruta y que se abrirá “de forma ordenada y gradual y cuando toque”. Bastante caña he dado ya en prensa y redes sociales y no voy a ensañarme más con este tema. No merece la pena.
-¿Piensa que Garamendi de verdad va a ser un buen embajador para transmitir en Madrid las inquietudes de los empresarios melillenses?
-En la CEME estamos convencido que lo es y cumplirá su palabra. El apoyo ofrecido tanto por Garamendi -en nombre de la CEOE- como de Gerardo Cuervas -como presidente de CEPYME- al que recibimos hace unos meses, nos da la seguridad que los problemas de Melilla van a estar en la agenda de ambas organizaciones en sus relaciones con el Gobierno al más alto nivel. No me cabe duda alguna. Otra cosa es que le hagan caso.
-¿Qué piensa de los acuerdos del PSOE con Sumar sobre la reducción de la jornada laboral y los días de trabajo?
-Pues como dijo Garamendi en su reciente visita a Melilla, el volver a actuar de forma unilateral y reducir la jornada laboral a las 37 horas semanales cuando los empresarios alcanzaron un acuerdo con los sindicatos con una duración de tres años, no es “de justicia”. No tiene sentido que con un RD se contravenga lo que se ha negociado entre los agentes sociales.
Personalmente, no creo que este tipo de medidas sea aplicable en general a todos los sectores y actividades, máxime cuando la productividad de las pymes españolas es muy baja en comparación con las de los países de nuestro entorno con los que competimos y esta medida puede ser nefasta. Y, en Melilla, aún más.
-¿Cómo ve el futuro económico de España?
-Difícil, sobre todo, por el clima de inseguridad jurídica que estamos viviendo en los últimos tiempos. Y este es el mayor enemigo para que las empresas se decidan a invertir.
En el reciente XXVI Congreso nacional de la Empresa Familiar se llevó a cabo una encuesta interactiva entre las más de 600 empresas familiares de tamaño mediano y grande asistentes. En ella, valoramos con un 5,03 sobre 9 la situación económica de España cuando el año pasado fue del 4,59. Un poco más de optimismo. El 55% pensamos que habrá un crecimiento frágil de la actividad, sin creación neta de empleo mientras que otro 43% pensaba que habrá un moderado aumento de la actividad, con una limitada creación neta de empleo. Y en cuanto a las previsiones de empleo, solo el 10% cree que disminuirá su plantilla mientras que el 53% confiamos mantener los niveles de empleo actuales. El futuro económico de Melilla, no le veo tan “halagüeño” a corto plazo.
-¿Cuánto tiene que decir la empresa familiar en el contexto económico de nuestro país? ¿Y de nuestra ciudad?
-La empresa familiar en España representa cerca del 90% del tejido empresarial español, genera casi el 70% del empleo total y tenemos una facturación aproximada del 60% del PIB. Estas cifras hablan por sí solas de la importancia de las empresas familiares en la economía española.
En Melilla, aunque creo que superamos ese 90% del total de las empresas, no llegamos a aportar ni el mismo porcentaje de empleos ni, por supuesto, el mismo % del PIB. Desde 2019 hemos pasado de 5.304 empresas a 4.856 en 2022 la mayoría de ellas en el sector comercio y servicios. El 70% de las empresas melillenses tienen entre 1 y 5 empleados y son micropymes. El peso del sector público en Melilla sigue siendo muy superior al de la media nacional. Más del 48% respecto a la población ocupada son trabajadores del sector público y aunque, dada la situación, éste sea muy necesario en Melilla, hay que confiar en que el sector privado consiga más peso. No podemos ser una ciudad subvencionada o de funcionarios si queremos tener futuro.
Este año por tercera ocasión - y por primera vez, lo haremos en nuestra ciudad este curso- la Asociación que tengo el honor de presidir llevaremos a cabo la campaña “La empresa familiar en las aulas” con la que intentamos llevar a los jóvenes el conocimiento y la importancia de las empresas familiares, sus valores y sembrar la semilla del emprendimiento. Un país cuyos jóvenes en su gran mayoría aspiran a ser funcionarios no tiene mucho futuro. Sin empresas no hay creación de riqueza ni empleo.
-¿La Autoridad Portuaria, con el nuevo Consejo de Administración y otro presidente, obtendrá cifras positivas de cara a 2024?
-Pienso que el nuevo presidente y su equipo directivo, al igual que el anterior, tienen un gran reto por delante. La recuperación de los tráficos de importación de terceros países perdidos absolutamente a inicios del 2019 y la bajada del cabotaje a raíz de la pandemia es muy difícil y poco pueden hacer por sí solos desde la Autoridad Portuaria.
Financieramente, creo que el incremento del canon de ocupación y actividad de la concesión de Endesa aprobado en diciembre de 2022 por el anterior Consejo de Administración y la cesión del uso de otros inmuebles y terrenos generarán nuevos ingresos a los que añadir los 4,6 millones de euros del Fondo de Compensación Interportuario equilibrarán la Cuenta de Resultados.
El Puerto de Melilla será lo que sea de la ciudad en que abre sus muelles. Si el futuro de Melilla se enfoca al turismo, será un puerto turístico. Estoy convencido que el proyecto del nuevo pantalán y la asistencia a ferias y colaboración con entidades del sector podrán dar fruto en un par de años. Si el futuro de Melilla se desarrolla como centro de distribución y regulador de mercancías -que no lo veo posible a corto plazo- pues tendremos un puerto operativo en ese sentido. Y, si no se desarrollan ninguna de estas alternativas, el Puerto de Melilla irá palideciendo paulatinamente hasta convertirse en un mero embarcadero y en un gestor inmobiliario pues los ingresos por tasas portuarias propias del tráfico serán inferiores a las de ocupación. A su vez, el Puerto es un instrumento de desarrollo de la ciudad y el nuevo equipo tiene por delante el reto de diseñar un modelo de integración puerto-ciudad con el planteamiento del nuevo uso de los espacios que han dejado libres la actividad portuaria propiamente dicha.
Confío en que la capacidad de trabajo y de gestión que ha demostrado Quevedo en sus años como consejero de Medio Ambiente la aplique a su nueva responsabilidad pública y tenga mucho éxito en su labor como presidente de la Autoridad Portuaria de Melilla. Aunque ya no pertenezco al Consejo de Administración sigo siendo miembro del Consejo de Navegación y aportaré mi trabajo y la permanente disposición de nuestra centenaria empresa familiar en colaborar en la reactivación de nuestro Puerto.
Toda una ciudad viviendo años y años de un comercio ilegal, por muy atípico que le llamen.
Se han hinchado de ganar dinero y explotar a trabajadoras.
Y ahora vienen las madres mías.
Desengañese, sin la aduana abierta al paso de mercancias, no al contrabandeo atípico, no es nada.
Ni turismo, ni empresas digitales, ni historias, y menos mal que siempre, tarde más o tarde menos, viene dinero de Madrid.
Melilla jamás ha vivido de lo que ha producido, ni tan siquiera en la época dorada del consignatario de buque Martinez Lazaro.
Se ha vivido de los miles de militares y del flujo amable de la aduana, hasta que lo convirtieron en un descarado contrabandeo atípico y se acabó la leche.
AHORA TOCA PAGAR EL VINO QUE SE TOMO EL INGLES EN SU MOMENTO COMO DICE EL DICHO POPULAR MELILLENSE....
Si señor.
Todos a por la pasta que no cae de los árboles sino de los impuestos de los que trabajan y los españoles en general.