El fuerte de Victoria Grande acogió este sábado la última sesión del Iwa Fest, un festival de cultura amazigh que se puso en marcha el año pasado y que en esta segunda edición se ha ampliado a otras culturas presentes a lo largo del Mar Mediterráneo.
Se trata de un evento que, durante esta semana, ha combinado la proyección de películas en la UNED con actuaciones musicales –la mayoría a cargo de músicos de carácter internacional, aunque también con algún español-, todo ello con una ambientación típica de este pueblo, con alfombras o puestos de mercadillo en el Fuerte de Victoria Grande. No faltan los servicios de bebida y hay también una cámara de 360 grados, así como se ofrece la posibilidad de que la gente se fotografíe en el lugar en uno de los populares photocalls.
La idea, que pretende difundir la cultura amazigh, parece buena, pero está claro, por lo visto, aún necesita un fuerte impulso. Así lo ve también, o eso dijo hace unos días, la consejera de Cultura y portavoz del Gobierno local, Fadela Mohatar, quien se refirió a este certamen como “una apuesta de futuro” en lo que supone una oportunidad para mezclar el arte, la cultura y el patrimonio amazigh con influencias venidas del Mare Nostrum.
Si es una apuesta de futuro, parece necesario potenciarlo y, a buen seguro, el Ejecutivo autonómico habrá tomado buena nota de las cosas que han fallado este año. Ayer, por ejemplo, la afluencia fue bajísima en el primer concierto, al menos en su comienzo, así que convendremos que quizás hizo falta una mayor difusión del cartel o alguna otra acción divulgativa.
No anda Melilla sobrada de espectáculos de este tipo como para desperdiciar oportunidades, incluso para hacer todo lo posible para atraer a gente de fuera a presenciarlos.
El Mercado Medieval es otro ejemplo. Aunque por motivos diferentes, ambas son citas que cuadran perfectamente con la idiosincrasia de Melilla. No se puede perder uno y hay que hacer lo posible por mantener el otro.
El Ejecutivo tiene trabajo por delante. Como dice la guía de tuguiaenmelilla, Jennifer Aragón, sería una buena idea centrarse en el turismo cultural y crear los suficientes eventos, los suficientes alicientes para que, combinado con lo que ya de por sí ofrece la ciudad, sea apetecible para cualquiera pasar tres o cuatro días aquí. A ello, eso sí, ayudaría que hubiera billetes más baratos, tanto de avión como de barco, y eso es algo que también habría que tratar con el Gobierno central.