El barrio de La Victoria arropó a Nuestro Padre Jesús Cautivo y María Santísima del Rocío en su traslado este sábado hacia la iglesia del Sagrado Corazón. Ambas imágenes permanecerán en esta parroquia para su culto hasta el próximo sábado 7 de octubre cuando se produzca la procesión extraordinaria con motivo del 75 aniversario de la Cofradía.
Sobre las cuatro en punto de la tarde, Jesús Cautivo y la Virgen del Rocío iniciaban el cortejo procesional a su salida de la iglesia de Santa María Micaela.
El repicar de las campanas de la iglesia y el color morado y blanco, proveniente de unas bengalas de humo arrojadas desde el torreón de la parroquia, daban la bienvenida una vez más a la calle a los sagrados titulares de la Hermandad. Las tonalidades propias de la Cofradía crearon un manto sobre las imágenes creando una estampa espectacular en el inicio de su recorrido procesional.
Detrás, como siempre, la Agrupación Musical de Jesús Cautivo acompañaba con sus marchas al trono del traslado. A paso lento y siguiendo el ritmo de su banda, los portadores encararon la calle del Hospital Comarcal donde hicieron un parón para depositar algunos ramos de flores de melillenses que salieron del centro sanitario para depositarlas a los pies del señor.
La emoción invadía el ambiente, no solo de los centenares de melillenses que salieron a la calle para acompañar a sus titulares, sino de todos los cofrades, mujeres y hombres, que tuvieron el privilegio de portar en sus hombros a Jesús Cautivo y María Santísima del Rocío. Su salida a la ciudad de Melilla se ha vivido con los sentimientos a flor de piel. Algunos no han podido contener la emoción y han derramado alguna lagrima que otra.
Era un día especial, previo a uno aún más importante, y se notaba. La ilusión de todos los hermanos estaba puesta en ese recorrido. Más si cabe durante uno de los momentos más especiales que se han vivido durante la estación de penitencia, que ha sido sin duda la petalada. Entre vítores y ¡Viva la Virgen del Rocío! un manto de pétalos de rosa, arrojados desde el balcón de una casa, recibía a la Virgen del Rocío y a su hijo.
El tiempo, afortunadamente, ha acompañado. El sol lucía radiante en el cielo casi como en un día de verano y ni rastro del viento. Esto ha animado a los melillenses a echarse a las calles y seguir todo el camino al Cautivo y la Virgen del Rocío hasta su encierro.