Son muchos los sonidos que caracterizan a la ciudad de Melilla y que la hace única frente a otras regiones de España. Pequeñas singularidades de las que solo nos damos cuando salimos de la ciudad. Algunas forman parte del recuerdo de muchos ciudadanos, que los transporta a otras época de su vida y que se echan de menos cuando se sale fuera. Otras, en cambio, generan ciertas críticas. Entre los sonidos más destacados se encuentran la llamada al rezo, el repicar de las campanas de las iglesias o el graznido de las gaviotas, que son ya parte de la sintonía diaria.
Gaviotas
Las gaviotas son ya como un melillense más en la ciudad. Forman parte de los habitantes de Melilla. Tanto es así que ya solo queda empadronarlas en algún barrio o censarlas porque esta especie vive entre nosotros y está por todas partes. La cantidad de gaviotas que sobrevuelan todos los días el cielo de Melilla hace que el graznido que emiten sea la sintonía común de cada día.
Algunos habitantes ya no necesitan un reloj o una alarma para despertarse porque siempre habrá una gaviota que lo hará por ti. Y no hace falta vivir cerca del mar, ellas solas se encargan de recorrer Melilla entera en búsqueda de comida. Así que a falta del sonido de las olas del mar, desde el interior de la ciudad puede parecer que vivas en plena Playa de San Lorenzo.
Campanas de las iglesias
El repicar de las campanas de las iglesias de la ciudad forman parte de la banda sonora de cada día o por lo menos una vez a la hora.
El sonido de las campanas puede tener múltiples significados e intensidad. Entre los motivos por los que se pueden hacer sonar las campanas de la iglesia están las bodas, funerales, el Ángelus o la convocatoria a misa.
Llamada al rezo
Si hay un sonido que define la ciudad de Melilla y que la diferencia de otras zonas de la península es la llamada al rezo. Durante cinco veces al día, la llamada a la oración se escucha desde cualquier parte de la ciudad.
La oración constituye uno de los cinco pilares fundamentales del Islam y el horario en el que debe hacerse viene determinado por el sol y el punto en el que se encuentre cada persona. Este sonido es prueba de la multiculturalidad y la buena convivencia que hay presente en la ciudad autónoma.
Sonidos militares
Otros de los sonidos singulares de Melilla son los que tienen que ver con las Unidades del Ejército que se encuentran en la ciudad o de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en general. Esto es uno de los puntos que más llama la atención a todos los que vienen de fuera y no están acostumbrados a ver militares por las calles y mucho menos vehículos.
Precisamente, el sonido característico de estos vehículos, que se puede oír durante la realización de maniobras, cuando acuden al puerto para desplazarse a hacerlas en otros lugares de España o durante los distintos actos que se celebran, forman parte de la singularidad de la ciudad.
A todo ello hay que sumar el fuerte sonido del helicóptero de vigilancia de la Guardia Civil, que escuchamos cuando se desplaza por el perímetro fronterizo en determinadas ocasiones o del Chinook del Ejército, que transporta personal o víveres de Melilla a los distintos peñones de soberanía española y que custodia las distintas Unidades de Melilla.
Olas del mar
Como buena ciudad marítima que es Melilla, el sonido de las olas del mar al romper en la orilla no podía no ser uno de los mejores sonidos que se pueden escuchar. Los que tienen la fortuna de vivir en el paseo marítimo, muy cerca del mar, tienen también la suerte de oír uno de los sonidos más relajantes que hay. Sobre todo durante los momentos del día en los que el ruido del trasiego de la ciudad amaina, que suelen ser las primeras horas de la mañana o la madrugada.
En invierno, el fuerte oleaje que se produce algunos días también se une a la del tranquilo baile de las olas.
Coches
No hay nada más melillense que darse un rule y eso tiene sus consecuencias. La costumbre de coger el coche para dar vueltas por la ciudad como forma de pasar el rato provoca que el ruido del sonido de los motores de los coches, así como de los claxons al pitar, sean parte de la banda sonora diaria de la ciudad.
A pesar de que los fines de semana el tráfico es menos denso que en los días laborales, durante los sábados y domingos el sonido más característico de la ciudad tiene que ver con la celebración de las tradicionales bodas musulmanas y la costumbre de utilizar el claxon como forma de festejar el día y mostrar alegría.
Niños jugando
Aunque parezca raro, escuchar a los niños jugando en las calles es algo singular de Melilla. Salir de casa a divertirse con amigos, jugar a la pelota, coger la bici o el patín se ha ido perdiendo en muchas ciudades de España, sobre todo en la más grandes.
A pesar de que la costumbre de los niños de jugar en la calle se está perdiendo cada vez en Melilla, al igual que lo hace en el resto del país, esta práctica por ahora consigue mantenerse en algunos puntos.
No es raro ver que cada día la Plaza Multifuncional se llene de pequeños que acuden a jugar con el agua de las fuentes de esta zona de Melilla. Junto a ellos sus padres también se reúnen alrededor para pasar un buen rato.
Lo mismo ocurre en algunos barrios que cuentan con zonas peatonales como Ataque Seco, donde lo más pequeños pueden jugar con tranquilidad cerca de la puerta de casa, el centro, donde los niños se divierten en las calles mientras sus padres se toman algo en los bares cerca de ellos, el Parque Hernández o el paseo marítimo. El verano sobre todo favorece que los padres se animen a salir a la calle con sus hijos en las horas de menos sol.