La organización Justicia para la Guardia Civil (Jucil) ha hecho público un comunicado este viernes poniendo de manifiesto su temor a que se produzcan "nuevos y violentos asaltos masivos" a la valla de Melilla. En ese sentido, la asociación profesional del instituto armado ha señalado que hay unos 1.800 subsaharianos concentrados en el Monte Gurugú y a la espera de entrar en la ciudad autónoma. Por ello entiende que se puede producir un nuevo intento masivo de salto que provoque una tragedia similar a la que se vivió hace un año en la zona de Barrio Chino, en el linde entre España y Marruecos.
Jucil ha criticado en ese sentido "la dejadez y el incumplimiento del ministro del Interior", Fernando Grande-Marlaska, quien "prometió cambios cuando en realidad los 12 kilómetros de la frontera más comprometida con Marruecos siguen defendidos de posibles tsunamis de inmigrantes por una veintena de guardias civiles".
Ante la posibilidad de que se vuelva a producir un salto masivo, Jucil advierte de que “la última defensa de España ante la entrada violenta de una avalancha de inmigrantes a través de la valla de la ciudad de Melilla son los cuerpos de una veintena de guardias civiles” según afirma Ernesto Vilariño, secretario general de la asociación.
Jucil teme que puedan repetirse los sucesos que el 24 de junio del año pasado acabaron en una tragedia de fallecidos al otro lado de la valla, cuando más de mil subsaharianos intentaron superar este obstáculo físico que separa España de Marruecos, en el norte de África. “Un año después, nada ha cambiado”, critica Vilariño.
Según la organización, apenas se ha aportado material antidisturbios nuevo. "Los guardias civiles cuentan con un centenar de cascos que los compañeros comparten en los sucesivos turnos de vigilancia y continúa el déficit de personal. La vigilancia de la frontera recae en una media de entre ocho y diez guardias civiles del Servicio de Seguridad Ciudadana por turno junto a una docena de miembros del ARS, de antidisturbios, para cubrir 12 kilómetros de vallado y el control de accesos a través del paso fronterizo", argumenta Vilariño.
“No se han repuesto ni siquiera los escudos, deteriorados tras el salto del año pasado, cuando los inmigrantes que superaron la valla mostraron una violencia inusitada con palos provistos de garfios, cuchillos y hierros incrustados en su calzado para escalar las vallas y que usaron contra los guardias civiles”, alerta Ernesto Vilariño quien ha alertado de que “volverá a pasar”.
Jucil, finalmente, ha insistido en su sospecha que lo que ocurrió hace un año, con la triste consecuencias de numerosos muertos entre los inmigrantes que intentaron superar la valla, volverá a pasar. “Nos consta que a día de hoy se contabilizan en el monte Gurugú, cercano a la frontera, en torno a 1.800 subsaharianos que esperan una oportunidad para saltar una valla cuyo mantenimiento prácticamente no existe”, asegura el secretario general.