Se presentó ayer en Madrid el estudio “El papel de Ceuta y Melilla en la agenda global” por parte de tres primeros espadas de las cuestiones internacionales: el embajador Javier Rupérez, el teniente general Francisco Gan y el almirante Juan Rodríguez Garat. Se trata de un análisis auspiciado por Europa Ciudadana, un think tank académico especializado en asuntos europeos que desde su fundación en 2013, tiene como objetivo generar ideas y propuestas para los retos a los que se enfrenta la Unión Europea a través de la investigación y el debate entre diferentes posturas.
El informe en cuestión, así como sus conclusiones, son de gran interés para las dos ciudades autónomas españolas porque ponen de manifiesto el gran protagonismo que vienen adquiriendo ante las autoridades europeas y sitúan el punto de inflexión en 2021 y la decisión de Marruecos de lanzar a unos 10.000 inmigrantes hacia Ceuta, en su mayoría menores de edad. Aquello fue como un aldabonazo a las conciencias de los miembros del club europeo, que de pronto repararon en la importancia de las fronteras terrestres con el vecino del sur.
Para los expertos autores del informe, el futuro español de Melilla y Ceuta está garantizado porque no se vislumbra en modo alguno ni cesión a Marruecos ni una invasión por parte de Rabat. La razón no es otra que la fuerte respuesta que los alauitas recibirían de la comunidad internacional.
Tampoco olvida el estudio que tras la última asamblea de la OTAN, la posición de las dos ciudades norteafricanas se ha reforzado frente a Marruecos.
Y no dudan estos expertos en calificar como “tontería” que algunas voces españolas de cierto relieve, como fue el caso de la ministra de Viviendas con Zapatero, la socialista María Antonia Trujillo, se posicionara a favor de las tesis anexionistas de los marroquíes. Ahora bien, sí entienden que esas personas deberían “atenerse a las consecuencias” de ser voceros de las apetencias de Rabat sobre territorios españoles “a cambio de prebendas”.
Europa Ciudadana, no obstante, cree que Marruecos no va a parar en lo que a la instrumentalización de Melilla y Ceuta se refiere frente a España, ya que nuestro país no le ha puesto las cosas claras al vecino y no ha basado las relaciones entre las dos naciones en el hecho de que Rabat reconozca explícitamente la soberanía e integridad territorial española.
De ahí que el informe en cuestión tenga claro que no va a haber período de tranquilidad ninguna en el futuro por la que será una permanente reivindicación marroquí sobre unas ciudades que, a pesar de todo, vienen ganando enteros a los ojos de los europeos.