Cuando todavía no hemos superado la resaca de las elecciones autonómicas y municipales, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha cogido a toda España con el pie cambiado, anunciando el adelanto electoral para el próximo domingo 23 de julio. Ese día, los españoles tendrán que decidir si seguimos con un Gobierno de pactos o nos decantamos por otro de mayoría absoluta.
Este martes abre en toda España el plazo de solicitud del voto por correo y en Melilla solo mencionarlo nos pone en alerta por temor a que volvamos a dar el triste espectáculo de las autonómicas. Ahora comprobaremos si como dijo este lunes Imbroda, en esta ciudad se ha acabado la historia del voto por correo.
Sánchez se ha retratado como un estratega arriesgado que lo apuesta todo a una sola carta. Muchos dieron por hecho que por su marcado perfil narcisista no iba a arriesgar la Presidencia de la Unión Europea, y el socialista les ha demostrado que, en cuestiones de política, no se puede apelar a tópicos porque ninguna puerta está blindada. Todas se pueden abrir y dar paso a escenarios completamente diferentes.
El movimiento de Sánchez coge tocado de muerte a Podemos que ha perdido todo su poder autonómico y sigue sin sumarse a Yolanda Díaz; pero también es un guiño al votante de centro que no quiere alianzas PP-Vox que en muchas autonomías, como Murcia, son ineludibles. No se puede hacer un llamamiento desde la moderación al electorado desencantado del PSOE para luego arrastrarlo a pacto con los de Abascal. Y Sánchez sabe que tiene aquí una oportunidad de seguir gobernando.
La historia está hecha de decisiones temerarias y ésta, probablemente, sea la jugada más arriesgada del presidente del Gobierno. El voto, qué duda cabe, tiene en muchos casos un componente emocional y Sánchez apelará al corazón de los socialdemócratas.
Por eso, a la hora de darle la enhorabuena a los partidos de Melilla, básicamente hay que dársela a todos los que han conseguido entrar en la Asamblea. Al PP por su amplísima mayoría absoluta. Imbroda hizo un llamamiento al voto útil y lo ha tenido. Tiene motivos de sobra para celebrar que la Melilla que le acaba de dar toda su confianza es la misma que hace cuatro años dividió su voto. Una Melilla que hoy es más exigente porque la pandemia, la guerra de Ucrania y la inflación no han dejado a nadie indiferente.
A Gloria Rojas porque mantener tres escaños (de 4) después de haber pactado con De Castro y Aberchán y a pesar de los pactos de Pedro Sánchez en Madrid, es un grandísimo resultado.
A los de Tasende, porque haber mantenido sus escaños a pesar de la riada del PP. Desde fuera es fácil entender lo difícil que es bregar en un espacio ideológico que ya abarca Imbroda. Pero aún así mantienen la confianza de los incondicionales.
A Somos Melilla porque lo intentaron, lo pelearon y lo lograron. Y no era fácil. Entrar por la mínima es estar dentro. Y ahora solo queda crecer.
Y Coalición por Melilla también tiene motivos para celebrar. Su debacle pudo ser infinitamente peor. Ahora toca reflexionar y buscar una vía que les vuelva a reconectar con su electorado. Pueden impugnar las elecciones e incluso pueden conseguirlo, pero volver a votar no les asegura un resultado mejor. Desde hace mucho tiempo, los jóvenes de Palmeras y Cañada venían mostrando públicamente su decepción con el partido de Aberchán. Negar esa decepción no implica que la decepción desaparezca.
Lo realmente grande de la democracia es la posibilidad de la alternancia cada cuatro años. Ahora, los melillenses han hablado alto y claro. Toca mirar al futuro y apostar en serio por una Melilla que merece mucho más de lo que tiene.