El tranquilo inicio de la Semana Santa se vio alterado este fin de semana por los sucesos en el CETI en la noche del viernes pasado, donde un grave enfrentamiento entre subsaharianos y argelinos acabó provocando el obligado aislamiento de los trabajadores del mismo CETI, en evitación de posibles agresiones, así como varios heridos leves tanto por la parte de los inmigrantes como de las fuerzas de seguridad actuantes, que para reprimir el conflicto tuvieron que emplear material antidisturbios. Tres inmigrantes subsaharianos fueron detenidos y lo sucedido guarda relación, según diversas fuentes, con el clima de mayor crispación que se vive en el mismo CETI desde la muerte, en las chabolas próximas al centro, de tres inmigrantes subsaharianos a finales de marzo pasado, por causa del incendio que se desató en el mismo poblado.
El propio Defensor del Pueblo dice que el CETI está sobreocupado; los inmigrantes coinciden en quejarse de un régimen disciplinario muy estricto que en la imposibilidad de permitir las reagrupaciones familiares encuentra su extremo más discutido y polémico. La dirección del centro, a cargo de la socialista y miembro de la ejecutiva local del PSOE, Rabea Aomar, es muy criticada también por parte de los trabajadores, que la acusan de no tomar medidas ante situaciones conflictivas previsibles como las que se desataron el pasado viernes por la noche.
Todo apunta a que en el CETI hay que tomar medidas para conseguir un clima de normalidad que poco a poco ha ido fracturándose. Un primer reto para el nuevo delegado del Gobierno.