La Semana Santa ya está aquí. Hoy comienza uno de los días más esperados por todos los cristianos: el Domingo de Ramos, una cita para la cual las hermandades de Melilla llevan bastante tiempo trabajando para preparar su salida procesional de este año.
Por ello, El Faro se ha trasladado hasta la Iglesia del Sagrado Corazón para entrevistar al hermano mayor de la Cofradía de la Soledad, Francisco Javier Calderón, y conocer de primer mano cómo se han vivido estos días previos en la Hermandad.
La Semana Santa no termina nunca. Esto es algo que han repetido a El Faro en numerosas ocasiones desde la hermandad, pues prácticamente cuando los tronos finalizan la procesión ya se empieza a preparar la del año siguiente.
Los músicos continúan ensayando y la limpieza de partes de los tronos y de las túnicas sigue. Un trabajo muchas veces que se hace en la sombra. Los melillenses tenían “muchas ganas” de Semana Santa y eso se nota en la Soledad.
Preparativos de la Cofradía
En primer lugar, Calderón cuenta a El Faro cuáles han sido los preparativos durante esta últimas semanas. Uno de los grandes incentivos que tiene esta Cofradía es que están celebrando el tradicional triduo en estas fechas previas a la Semana Santa y no hay mejor forma de “calentar motores”que llevar a cabo los cultos de veneración a “nuestros sagrados titulares”, comenta Calderón.
Asimismo, el hermano mayor resalta que la Soledad lleva realizando actividades y preparativos desde hace bastante tiempo, pero es cierto que después de Navidad, todas esas iniciativas aumentan bastante y existen mayores jornadas de convivencia y confraternización entre los cofrades.
Por ello, desde el miércoles anterior, la Cofradía lleva preparando el altar para los titulares, intentando todos los años darle un aspecto diferente para innovar para que luzcan de la mejor forma posible, pero evidentemente la figura del Cristo de la Paz y de la Virgen de la Soledad se mantienen igual todos los años.
Todos los colaboradores se esfuerzan “al máximo” para que las cosas salgan lo mejor posible y que el Cristo y la Virgen luzcan de “una forma esplendorosa”, recalca Calderón. Además, desde hace más de quince días, desde las 8.30 horas, varios hermanos de la Cofradía se acercan a la Iglesia del Sagrado Corazón para hacer el correspondiente tallaje para los portadores y entregarle todas las túnicas a partir del Lunes Santo.
Expectativas para este año
Por otro lado, esta Semana Santa será la segunda que se celebre con “total normalidad” tras la pandemia. Por ello, El Faro le ha pedido a Francisco Javier Calderón una pequeña valoración del año anterior y sobre las expectativas que tienen desde la Cofradía para este año.
Francisco Javier Calderón se remontó al año de la pandemia, ya que cuenta que en 2020, la gran mayoría de hermanos de la Cofradía hicieron un acto de penitencia de forma virtual y “fue un momento muy íntimo y especial para todos”, confiesa el cofrade. El año pasado de alguna forma todo se normalizó, aunque algunas personas y los portadores seguían llevando la mascarilla para prevenir, pero aún así, la respuesta fue “muy buena” por parte de los melillenses que “se volcaron completamente”, destaca.
A pesar de ello, Calderón reconoce que una gran cantidad de melillenses se desplazan a Marruecos o a la Península durante las fechas de la Semana Santa y ese éxodo de personas se nota. Igualmente, también admite que los ciudadanos que se quedan aquí necesitan estar con su Cofradía y sentirte parte de la Semana Santa de Melilla.
Así que, si el año pasado “se superaron todas las expectativas posibles, este año vamos a rizar un poco más el rizo y pienso que el esfuerzo que realizamos todas las cofradías de la ciudad se va a notar muchísimo y la respuesta va a ser fantástica”, hace hincapié. “En especial, el Jueves y el Viernes Santo, donde las calles de Melilla están llenas de penitentes deseando ver al Cristo de la Paz y sobre todo a la Virgen de la Soledad, de hecho el año pasado entregamos más de 3.500 velas a los penitentes que acompañaron a la Virgen durante su recorrido”, insiste Calderón.
Significado de la Semana Santa
Por último, El Faro quiso saber qué significa la Semana Santa, tanto para la Cofradía como sobre todo para él mismo. “Para estar dentro de una Cofradía hay que ser cristiano, eso es lo primero de todo”, responde con rotundidad Calderón. Por ello, el cofrade intenta llevar su cristianismo de la mejor forma posible, con todos sus fallos y sus defectos, siendo partícipe de todas las actividades que se desarrollan dentro de la parroquia.
Por lo tanto, hay varias etapas litúrgicas importantes durante todo el año, pero la Cuaresma sin duda es una de las fechas más trascendentes que lleva a la auténtica realidad del cristianismo como es la Resurrección de Jesucristo y que todos los cofrades están expectantes hasta su llegada.
“Si Jesucristo no resucita, todo esto no tiene sentido. Todos los años lo sacrificamos, lo humillamos, lo destrozamos, lo crucificamos porque nosotros somos así, y al final Jesús acaba saliendo victorioso sobre la muerte y nos da un ejemplo maravilloso como cristianos”, sentencia Calderón.
Un paseo por la historia
Francisco Javier Calderón, hermano mayor de la Cofradía de la Soledad, que ha vivido numerosas experiencias en la semana grande de nuestra ciudad, cuenta cómo la Semana Santa de Melilla estuvo parada durante ocho años debido a la falta de portadores para sacar los tronos. Según afirma el cofrade se necesitan alrededor de 600 hombres y mujeres de trono para que todos puedan salir.
El obispo de Málaga decidió en aquel entonces que la Semana Santa de Melilla se debía suspender, ya que no tenía ningún sentido que los portadores sacasen el trono obligados. Aunque esto solo ocurriese aquí, el cofrade cree que esta situación fue algo “muy bueno” para la ciudad, ya que el sentimiento de la Semana Santa “volvió a resurgir” en Melilla.
Aún así, a la Cofradía de la Soledad no se le prohibió en ningún momento hacer su recorrido como siempre, pero Calderón aseguró que como sentimiento de solidaridad con el resto de cofradías melillenses, decidieron no salir hasta que se arreglase la situación.
Tras ocho de una auténtica sequía, la Soledad decidió volver a salir por las calles de Melilla y fue la única Cofradía en hacerlo, gracias a la ayuda del padre vicario y todos los cofrades de la hermandad para devolver esa ilusión que se había perdido entre los melillenses. Se cambió la hoja de ruta y los itinerarios de la procesión.
La pasión por la Semana Santa parecía haberse diluido y cuando se abrieron las puertas del templo, la Policía tuvo que acordonar la zona porque la Plaza Menéndez Pelayo estaba abarrotada de melillenses que deseaban volver a ver a los pasos por su ciudad. “Jamás olvidaré ese momento porque todo eso hizo que la Semana Santa sea tan grade como lo es ahora, fue algo mágico”, confiesa Calderón.
La figura de las mujeres de trono
Las mujeres de trono se han ido abriendo espacio dentro de la Semana Santa y actualmente está completamente normalizado, pero es cierto que ese paso ha costado bastante en Melilla.
Calderón asegura que en la Cofradía de la Soledad “ha costado bastante asumir y aceptar todo este cambio”, pero desde hace mucho tiempo las mujeres están totalmente integradas en la Junta de Gobierno. “De hecho, yo fui uno de los propulsores para integrar a la mujer como portadoras porque no se podía entender que la mujer no pudiese formar parte de todo teniendo el mismo sentimiento”, comentó.
Devoción por la Virgen de la Soledad
En referencia a la cantidad de portadores que formarán parte de la Soledad en la Semana Santa de este año, Calderón aseguró que a pesar de los pocos creyentes que hay en Melilla, nunca hay problemas para cubrir todas las vacantes, pero en el caso de la Virgen de la Soledad tienen que poner restricciones porque todo el mundo quiere llevarla en sus hombros.
El número de puestos en la Virgen de la Soledad es limitado y las solicitudes son muchísimas todos los años. “Yo no puedo ser objetivo, la Virgen de la Soledad es preciosa y es la señora de Melilla”, sentencia Calderón.
Momento cumbre del recorrido
El hermano mayor de la Cofradía cuenta cómo la Virgen de la Soledad tiene varios momentos cumbres durante su recorrido y por eso la hace tan especial. “Desde que subimos la Virgen por las escaleras hacía la calle Cánovas ya es una muestra de lo especial que es este trono, y no destaca únicamente por la dificultad y el esfuerzo físico que conlleva para los portadores, sino por la pasión que depositan todos los hombres y mujeres de trono para subir a la Virgen a su barrio con la mayor dignidad posible”.
Cuando la Virgen llega a las escaleras, todo aquello está a “a rebosar” de personas que se están deseando poder presenciar ese instante. Según confiesa Calderón, ese es un momento culmen en el recorrido porque parece que la Virgen de la Soledad va andando hacia su Templo y, en la oscuridad, todo se transforma.
La alfombra que solo pisa la Virgen
Uno de los momentos más especiales de la estación de penitencia es cuando los jóvenes hacen un “enorme trabajo” durante los días anteriores para preparar la alfombra de flores en el callejón de la Soledad, que únicamente pueden pisar la Virgen y los portadores en Menéndez Pelayo.
En ese mismo instante, cualquier persona se puede acercar a la Virgen para depositar un clavel y pedirle lo que cada uno desee. Incluso la persona que quiera pueda ponerse debajo del varal y sentir a la Virgen en sus hombros. Para Calderón es sin duda un “momento único”. Todos los melillenses pueden formar parte de todo esto y la Virgen de la Soledad se transforma completamente.