El agua es uno de los bienes escasos que existen en el planeta. Como tal, todos tenemos la obligación de saber utilizarla, de economizar su uso, de tener la conciencia clara de que debemos colaborar para evitar cualquier tentación de despilfarro porque podemos estar causándole un mal importante a las generaciones que nos sucederán en la ciudad.
Melilla no es precisamente un lugar donde sobre el agua. Al contrario, los pozos están sobreexplotados, apenas si llueve, solo tenemos un pequeño río y nos vemos obligados a desalar agua del mar para poder abastecernos. Si en cualquier lugar es necesario ahorrar en el consumo de agua, en nuestra ciudad es doblemente imprescindible hacerlo.
Y aún así, dentro de lo que es África podemos darnos con un canto en los dientes. La progresiva desertificación de nuestro entorno nos avisa de que una gota de agua es oro líquido. Por eso no podemos permitirnos el lujo de derrochar como si no hubiera un mañana.
El consejero de Medio Ambiente, Hassan Mohatar, dice en una entrevista este miércoles que a finales de mes es más que posible que esté finalizado el cuarto módulo de la planta desaladora instalada en Aguadú. De ser así estamos ante una buena noticia porque significará que se acabaron los cortes nocturnos, ahora irrenunciables si queremos que por la mañana las casas de la parte alta de la ciudad puedan tener suministro.
Y, además, el técnico de Recursos Hídricos, Manuel Magaña, afirmaba también que será agua de calidad, de “calidad excelente”, precisó. Es decir, que incluso cabe esperar que se pueda consumir directamente del grifo por cuanto que ya no habrá la fuerte aportación que realizan los pozos, salinizados por la explotación a la que son sometidos para la captación.
Por eso, en el Día Mundial del Agua, los melillenses tenemos que ser consecuentes con nuestro espíritu solidario y ser conscientes de que estamos ante dos circunstancias complementarias entre sí: vamos a tener agua las 24 horas del día pero eso no significa que podamos gastar como si no hubiera un mañana sino al contrario, nos debe llevar a recordar lo malas que son las restricciones para concienciarnos de que debemos cuidar sumamente el consumo.
El Día Mundial del Agua se celebra anualmente como un medio para centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos que la hacen posible. Apliquemos ese concepto a nuestro devenir diario y hagamos entre todos un uso responsable que nos haga ser ejemplo de sostenibilidad para el resto de España.