Melilla amaneció este lunes llena de folletos con duras críticas contra la política de Bienestar Animal de la consejera Paqui Maeso y de la líder del Partido Socialista, Gloria Rojas. No es la primera vez que se lleva a cabo en la ciudad una acción como ésta. Ya ocurrió hace un tiempo con el presidente Eduardo de Castro, en un matiz muy similar al empleado ahora con las socialistas.
El tono empleado en los folletos y la dureza de las acusaciones de supuesta prevaricación vertidas contra Rojas y Maeso por una asociación que asegura carecer de recursos para atender a la colonia de gatos callejeros de Melilla, incluso siendo importantes y preocupantes en el fondo, flaquean por las formas empleadas.
Este episodio nos demuestra el poco respeto que imponen nuestras instituciones públicas ya que este tipo de denuncias deberían interponerse y demostrarse en los juzgados y no, empapelando la ciudad, a tres meses de las elecciones autonómicas.
Detrás de este tipo de actuaciones hay un indisimulado menosprecio hacia instituciones públicas debilitadas en una de las legislaturas más broncas y convulsas que se recuerdan en Melilla, desde los tiempos en los que PPL le hacía una oposición a cara de perro al PP, un partido al que paradójicamente se integraron luego sus militantes.
Melilla necesita instituciones sólidas a las que se aferre la ciudadanía, convencida de que representan un pilar indestructible de nuestra democracia. Y una de ella deben ser los juzgados. La gente debe confiar en que ante cualquier irregularidad se actuará rápido y de forma impecablemente justa.
Para avanzar económicamente, nuestra ciudad necesita fortalecer sus instituciones públicas y restablecer la credibilidad de éstas. Y eso, dada la situación actual, exige dotes extraordinarias de transparencia, dedicación y muchos más recursos humanos.
Hay que transmitir a la ciudadanía la idea de que la buena gestión pública no tiene ideología, y eso se consigue con gobiernos ejemplares y transparentes, que gobiernan para todos.
Las instituciones públicas no se fortalecen solo con desearlo. Eso exige el esfuerzo de todos: los ciudadanos, los funcionarios y los poderes públicos.
Después de ver el amplio despliegue propagandístico desplegado contra dos consejeras socialistas, en un tema tan sensible para todos como es el bienestar animal, qué menos que, además de anunciar la intención de interponer denuncia en los juzgados, se explique con detalle a la ciudadanía cómo se ha procedido con las manadas de perros asilvestrados que mantuvieron en jaque esta ciudad y que nos llevaron a declarar el nivel de alerta 1 por rabia y cómo se trabaja con las colonias de gatos que abundan en nuestros barrios, pero también en los Pinares de Rostrogordo.
Llevamos meses en campaña electoral y todo apunta a que la recta final de aquí al 28 de mayo, será un giro de tuerca a la crispación que tanto preocupa a los ciudadanos.