Ante esta situación, repetida con frecuencia durante los últimos tiempos debido fundamentalmente a trabajos realizados en la desaladora, El Faro salió a la calle para preguntar a los ciudadanos qué les parece esta situación y cómo se preparan.
Quienes quisieron hablar han manifestado su incomprensión ante esta situación. Así, desde el restaurante Instinto, Karim El Founti ha asegurado que a su negocio “le pasa mucha factura”, dado que la gente necesita utilizar el servicio después de comer para lavarse las manos y, además, ellos tienen que fregar la vajilla después de la cena.
“Yo llevo ya dos lavavajillas rotos porque no me llega el agua y se quema el motor”, ha explicado el dueño del local, quien añade que lo están “pasando muy mal” a pesar de que han hecho un aljibe en el edificio, porque, como bien señala, la fuerza con que sale el agua no es la misma. Por ello, su deseo es que la Ciudad Autónoma tome cartas en el asunto y resuelva este problema lo antes posible.
De hecho, según relata El Founti, alrededor de las 17:00 horas ya están sin agua, con lo que la apertura por las noches –de 20:30 a 0:00 horas aproximadamente- se hace complicada. Es más, el dueño del restaurante cuenta que, cuando acude la limpiadora, suele darse el caso de que no hay agua y les toca comprar garrafas de diez litros en una tienda cercana, con la pérdida de tiempo que ello supone. Y, por la noche, a trabajar sin agua, a base de llenar cubos y sin poder usar el lavavajillas.
El Founti asegura que no entiende cómo puede suceder algo así “con lo avanzada que está Melilla, y más viviendo en la costa”.
Por su parte, Aga, una ciudadana polaca que lleva cuatro años en Melilla, sigue sin comprender cómo puede tener cortes de agua todas las noches y muchas veces, como pasó el lunes, durante el día, y, lo peor, sin avisar.
Por este motivo, ella siempre tiene llenas unas cuantas garrafas de agua para lo básico, con lo que normalmente no le supone un problema. Pese a todo, agradecería que se les avisara para poder planificarlo todo cuanto antes.
Aga explica que esto nunca le había pasado en otros lugares donde ha vivido. En cualquier caso, asegura que comprende que estamos en un período de sequía, por lo que hay que ahorrar, pero pide a las instituciones correspondientes que avisen lo antes posible. “Para mí, el problema más grande es que no avisen”, insiste con tristeza.
Mientras tanto, Karima recalca que se trata de algo “bastante molesto”, especialmente para las familias con varios miembros y con niños, que, recuerda, tienen que ducharse para irse al colegio. “O, por la noche, sucede cualquier cosa y no hay agua”, lamenta, antes de apuntar que ella guarda reservas en garrafas de ocho litros.
Desde un puesto de la Once en la calle, Manuel Pérez, un malagueño que vivió en Melilla durante los años 90 y que acaba de regresar a la ciudad, se ha mostrado muy “sorprendido” al recibir la noticia, porque en Málaga no se producen estos cortes salvo en barrios o edificios puntuales debido a obras excepcionales.
“Me parece ilógico que una ciudad como Melilla está sin agua dos días”, ha indicado, antes de añadir que, si algo así sucediera en la capital de la Costa del Sol, la gente se echaría a la calle, porque “no se puede estar sin agua”.
Preguntado sobre si había notado muy cambiada la ciudad, ha indicado que le ha agradado “bastante”, aunque faltan cosas por hacer. Entre ellas, ha citado que los hoteles con acceso para discapacitados y ha recordado que esto puede ser un problema cuando haya eventos grandes en la ciudad.