Este fin de semana que dejamos atrás PP y PSOE han dado el pistoletazo de salida a la campaña electoral con los ojos puestos en los comicios del domingo 28 de mayo.
Empieza, pues, un período decisivo para la política local. Nunca es saludable pisar charcos, pero hacerlo a partir de ahora sería desastroso. Prácticamente un suicidio.
Los ciudadanos acudiremos a votar a las urnas convencidos de que lo mejor para cada uno de nosotros es también lo mejor para Melilla. Si queremos un futuro mejor para nosotros, para nuestra familia y especialmente para nuestros hijos, tenemos que votar en congruencia con ello.
Ahora vendrán finalizaciones de proyectos e inauguraciones de obras. Es siempre una buena racha para Melilla que verá culmínalas muchas de las obras, siempre incómodas, que luego nos hacen la vida más fácil.
Hemos vivido una legislatura bronca y ahora toca cruzar los dedos para que la campaña electoral no se convierta en otro escenario de confrontación. En ocasiones anteriores lo ha sido pero en estos momentos los ciudadanos necesitamos un poco de sosiego donde hoy hay rifirrafes. No necesitamos el "y tú más" sino que nos transmitan certidumbre y tranquilidad.
Queremos y debemos elegir políticos responsables para gestionar los tiempos de turbulencia a los que nos enfrentamos.
La guerra de Ucrania ha puesto patas arriba la economía mundial y nos ha quitado la venda para ver peligros que creíamos extinguidos. Hemos vuelto a la guerra fría y hemos notado el impacto de decisiones políticas desafortunadas en nuestros bolsillos, en la manera de organizar nuestras vidas y en el bienestar de nuestras familias.
Por eso, en este contexto, necesitamos que al frente de las instituciones estén los mejores. Solo así podremos tener la certeza de que, podrán equivocarse, pero estarán preparados para hacerlo lo mejor posible.
Es cierto que, en ocasiones, las circunstancias son determinantes. Pero los ciudadanos tenemos el deber de buscar los mejor para esta ciudad y lo mejor para Melilla es garantizar su futuro y eso solo es posible con más formación, más empleo y más intercambio comercial con Europa o con Marruecos, pero más intercambio comercial.
Daremos un paso en ese sentido, sin dudas, cuando abra la aduana comercial. Pero también hay que dar pasos en una mayor integración en Europa. Esos retos están sobre la mesa.