Son dos emprendedoras llegadas de la Península, Reyes y Cristina, para buscarse la vida en Melilla pero con sus propias manos y personalizando el regalo artístico. Son comerciales modistas. ¿Qué es ésto? Pues que confeccionan artículos para venderlos. Hacen manteles, sábanas cojines, artículos de regalo, decoración como a usted le guste y, además, todo muy barato. Hacen de todo porque son creativas y trabajadoras y no tienen descanso.
Se las ve ilusionadas en lo que hacen y siente uno que, con su máquina de coser a cuestas, arte puro, son capaces de hacer lo que quieran. Están en la calle del General Margallo, junto a Crespillo y aceptan todo tipo de encargos porque son capaces de hacer lo que les encarguen. Hacen rica la figura del antiguo comerciante artesano. Aquellos personajes que, desde un atelier del siglo XVIII te hacían maravillas al gusto del cliente.
Cosen y bordan como les da la gana. Estas Reyes y Cristina no son sólo comerciantes porque recuperan la figura de la ‘modistilla’ madrileña que no le tenía miedo a nada sino todo lo contrario. Son herederas de una tradición secular. ‘Dame una aguja y pídeme lo que quieras’, parecen decir las muchachas de la calle de Margallo. Y además, son simpáticas, las puñeteras. Todo lo que tienen en sus expositores son marca de la casa, la casa que se ha de convertir en un comercio infalible porque cuando se casa lo hermoso con lo económico, lo normal es triunfar.
De cualquier manera son emprendedoras, ofrecen algo distinto y a muy buen precio, el resultado de un trabajo hermoso, personal y pulcrísimo. ¿Quiere usted un cojín con su nombre por cuatro euros? Sí lo tenemos, ¿Cómo se llama usted? Hacía tiempo que en Melilla no se veían las ‘modistillas’ de la madrileña calle de Serrano. Dicen los cultos que quien conserva tradiciones gana en patrimonio. Justo el patrimonio artesanal que nos traen a Melilla Reyes y Cristina. Bienvenidas, chicas.