El catedrático de Metodología de las Ciencias del Comportamiento en la Univerisdad de Granada (UGR) Humberto Trujillo-Mendoza ha alertado, en la conferencia '¡Yo no deseo ser un extremista.... pero hay quienes me incitan a serlo!', en el último día sobre las jornadas sobre ‘Extremismo y radicalismo religioso’ organizadas por la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Granada (UGR) en Melilla junto con los Ilustres Colegios de la Psicología y de la Abogacía de la ciudad autónoma, de la existencia de grupos de personas itinerantes que van animando a unirse a la yihad, también en Melilla.
Según ha indicado, se trata de algo que sucede en Melilla, en Ceuta, en España en general, en Europa, en el Medio Oriente, en el Extremo Oriente o en el Asia-Pacífico. En definitiva, es, ha dicho, "un fenómeno que se viene dando de forma multinacional y tremendamente extendido a nivel mundial”.
El profesor ha ahondado en que “no es algo que esté puntualmente localizado”, porque pueden ser grupos, subgrupos o individuos que están itinerantes. “Pueden estar en Melilla durante un período de tiempo, pueden pasar a Marruecos y volver a Melilla, luego se ubican en Ceuta, luego suben a la península y entran, por ejemplo, en ciertos barrios de cierto nivel de marginalidad en Granada; luego se van a Almería, trabajan en un barrio muy específico que se denomina El Puche; más tarde se lanzan en actividad a Cataluña, en concreto a la zona del Raval, en el centro de Barcelona, y la parte de Vic: o también Madrid en la zona de Lavapiés”, ha especificado el experto, quien ha apuntado que, en efecto, “son grupos relativamente itinerantes a no ser que haya una persona que no está sujeta a ubicación en una red social, que trabaja aisladamente y de forma solitaria, que y a lo mejor sí ya tiene un centro de operaciones puntual, que puede ser cercano normalmente a donde vive”.
Aunque, en ocasiones, estas personas pueden llegar a obligar a otras, lo normal, según este experto, es “incitar”, esto, es, van “aproximando a otras personas a una forma de entender la realidad distinta de lo que realmente es”. Este sería, ha dicho Trujillo-Mendoza, “el esquema de manipulación”, y estas células, “que conocen perfectamente cuáles son los mecanismos psicosociales que subyacen a estos procesos, saben qué hacer y en qué momento para cautivar y encandilar a estas personas”.
El catedrático ha denominado a las personas que componen estas redes “líderes oportunistas” y ha asegurado que “puede ser cualquiera”, sin que necesariamente está “anclado en la ideología que defiende o vende para la captación o reclutamiento de esos potenciales terroristas que van a estar a su servicio”. De hecho, Trujillo-Mendoza ha anotado que “son personas normalmente muy alejadas de la realidad, sin ningún tipo de interés ni vocación por lo social”. “Son personas mezquinas, egoístas y que, en última instancia, han perdido el sentido de la existencia personal y, por tanto, el sentido de la vida, con lo cual intentan resarcirse de esas deficiencias movilizando a otras personas para conseguir sus intereses personales”, ha argumentado.
De hecho, por lo que él sabe, la mayoría de la gente que se adentra en el camino de la radicalización violenta y que, en última instancia, genera actos terroristas “no son personas que tuviesen esa vocación inicialmente, sino que han sido arrastradas con malas artes por esos manipuladores”, de los que conoce a “bastantes, más de los necesarios”.
“Mezquindad”
Sobre el reclutamiento, el catedrático ha dejado muy claro que la radicalización violenta y del terrorismo en última instancia “no es tanto un problema de ideología” -sea de corte político, religioso, étnico o cultural-, sino que es “un problema de mezquindad por parte de los líderes oportunistas que aprovechan las deficiencias de las personas para manipularlas a su antojo”.
Desafortunadamente, en su opinión, estos aspectos “no se están considerando actualmente en la lucha contra el terrorismo y en su prevención, sea cual sea el tinte ideológico que subyace”, a pesar de que, según los datos que ha obtenido en los últimos 15 ó 20 años en este ámbito de investigación, esta “sería la pieza clave para poder resolver esto a medio-largo plazo”. Hay que entender, ha asegurado, que esto no es un problema religioso, de ideología política ni de ideología étnica. En caso contrario, a su parecer, “esto seguirá creciendo sobremanera porque no estaremos coartando los movimientos manipulativos que están haciendo ciertos líderes oportunistas”.
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Preguntado por cómo se subsisten, o se subvencionan, estos grupos, Trujillo-Mendoza ha explicado que disponen de “actividades paralelas, generalmente delictivas”, que van desde la trata de personas al narcotráfico, pasando por el tráfico de armas. Así, ha proseguido, son grupos que no están aislados de otros grupos delictivos y que incluso tienen relaciones con mafias ubicadas en otros países.
Todo ello vendría a conformar lo que el profesor ha denominado “interterror”, que no es ya el acto terrorista asociado a una doctrina o ideología política, religiosa o étnica, sino que se trata de “algo que va mucho más allá de todo eso”. Es gracias a esas actividades, ha concluido Trujillo-Mendoza, como estos colectivos “consiguen la para luego realizar las movilizaciones, las manipulaciones y los procesos de reclutamiento de las personas que confirman su grupo”.
Nos ha sacado de dudas, señor catedrático. Yo, unasimple jubilada lo habría expresado mejor que Vd. y seguro que por menos dinero que ha costado su conferencia a las arcas municipales.