Los melillenses nos hemos levantado este jueves con la noticia de que cuatro encapuchados reventaron con una maza los accesos a un comercio del centro de Melilla. Ocurrió en torno a las tres de la madrugada, según consta en las cámaras de seguridad de establecimiento y los asaltantes se llevaron todos los teléfonos móviles que tenían en exhibición y la recaudación de la caja registradora.
Cuando llegó por la mañana el dueño de la tienda se lo encontró todo patas arriba y echó de menos que la Policía hubiera precintado la zona, pero los agentes no llegaron hasta pasadas las diez de la mañana.
Los datos del Ministerio del Interior correspondientes al primer trimestre de este año ya recogían un aumento de los delitos de robo con fuerza en domicilios y establecimientos y otras instalaciones. De enero a junio de este año se registraron 33 casos, frente a los 28 del mismo período del año pasado. Estamos ante un aumento de casi un 18%.
¿Qué ha cambiado de un año para otro para que se produzca este retroceso en la seguridad en Melilla? Ha reabierto la frontera, pero no podemos achacar la criminalidad a esta circunstancia porque, como todos sabemos, por Beni Enzar solo pueden entrar las personas con permiso de circulación por el espacio Schengen.
Además, durante la pandemia comprobamos que con la frontera cerrada, aunque disminuyeron los delitos, no se erradicaron porque, tal y como comprobamos, aquí tenemos cantera.
Hay delitos que por su naturaleza transmiten a la opinión pública mayor inseguridad de la que en realidad tenemos y este asalto de encapuchados a un local comercial es uno de ellos.
La crisis económica no es justificación para el aumento de los delitos, pero es cierto que siempre que se deterioran las condiciones del mercado laboral y de la economía, paralelamente aumentan las infracciones penales.
Todo esto nos invita a reflexionar sobre la necesidad de aumentar la seguridad en las calles porque es evidente que con más agentes de servicio, hay menos probabilidades de que en una ciudad de 12 kilómetros cuadrados y con controles exhaustivos en la frontera, los ladrones de esta envergadura se vayan de rositas.
También hay que esforzarse en acelerar los planes de empleo. Vamos por detrás de Ceuta y eso es un problema que se puede y se debe corregir.