Las autoridades marroquíes acusan a los cabecillas del salto a la valla del 24J, de haber recibido entrenamiento militar y haber participado en el conflicto libio como parte de las milicias.
Según el escrito enviado por Rabat al Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos el pasado 9 de septiembre, estos cabecillas del asalto a la alambrada que se saldó con al menos 23 muertos, "fueron entrenados en el uso de armas para maximizar el daño entre las fuerzas del orden".
Prueba de ese entrenamiento recibido son los reconocimientos del terreno que las autoridades marroquíes aseguran que hicieron los cabecillas del salto a la valla del 24J.
También lo demuestra el hecho de que hayan dividido a los participantes 2.000 en el salto en secciones y subsecciones a modo de organización "cuasi-militar". De hecho, estaban organizados en contingentes militares encabezados por un líder comúnmente conocido como "El general".
De ahí que el Gobierno de Marruecos niegue que su Policía haya hecho un uso excesivo de la fuerza y haya maltratado a los migrantes que participaron en el asalto. También niega que haya usado cualquier tipo de armas letales, asegurando que se valieron exclusivamente de técnicas policiales respetuosas con los derechos humanos.
En su carta a la ONU, en la que llama a Melilla "presidio ocupado" y pone en duda la existencia de fronteras terrestres con España, Marruecos llama la atención sobre el cambio que se ha producido en la "fisonomía migratoria" que, según explica, "ha visto surgir nuevos actores y nuevas nacionalidades explotadas por redes de tráfico transfronterizo con un modus operandi sin precedentes".
En este sentido, señala que la emigración que atraviesa Marruecos se caracteriza por "una violencia extrema" y "una organización planificada que rompe con los métodos tradicionales".
Los migrantes tienen ahora, siempre según la versión marroquí, "perfiles de milicianos avezados, entrenados y decididos a desafiar a las fuerzas del orden", concluyen.
Dureza en las sentencias y que haya ejemplaridad para estos invasores no deseados. "Le duela a quien le duela".
Europa no puede recibir a quienes no puede ni alimentar ni aceptar como ciudadanos comunitarios. Pensemos primero en los europeos y luego en los demás. Es ley de vida.