Sufian Mohand Amar (Melilla, 1993) se encuentra a punto de depositar su tesis doctoral en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Granada, con especialidad en emprendimiento. A sus 29 años, atesora un currículm envidiable: es licenciado en Administración y Dirección de Empresas (ADE), con premio extraordinario al mejor expediente académico de su promoción y cuenta con un Máster en Economía y Organización de Empresas.
Durante estos cuatro años de investigación para su doctorado, ha presentado trabajos y ha impartido conferencias en más de 30 congresos, tanto nacionales como internacionales. Los más recientes, en Finlandia y en Suiza.
Además, es miembro de organismos como el Consejo Europeo para la pequeña empresa y el emprendimiento, la Academia Europea para la gestión empresarial o la Asociación Científica Española de Economía y Empresa.
Igualmente, en 2020 ganó el premio a la mejor comunicación por parte de la Red Europea de Universidades en Emprendimiento en Helsinki (Finlandia) y en junio pasado fue galardonado como finalista en la sección de emprendimiento de la Asociación Científica Española de Economía y Empresa.
También ha dado clases en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de la Universidad de Granada en nuestra ciudad. Recientemente ha impartido un taller de emprendimiento organizado por la Junta Islámica de Melilla (JIM).
¿Cómo surgió la idea de este taller? Resulta un tema curioso...
-Mi tesis doctoral y mi área de investigación se centran en el proceso emprendedor. Soy una persona bastante activa, me gusta divulgar y hacer este tipo de actividades. Me lanzaron la idea y yo encantado, porque este tipo de actividades hacen mucha falta aquí.
¿En qué consistió exactamente el taller?
-En una primera parte analizamos el ecosistema emprendedor melillense. Para ello, cogí una serie de datos publicados en el Observatorio del Emprendimiento en España. Prácticamente era como hacer una especie de análisis sobre cómo se encontraba Melilla en tema de emprendimiento; si los melillenses tienen mucha o poca intención de emprender, si los melillenses tienen mucho conocimiento y habilidad en el tema de emprendimiento, si tienen mucho fracaso o no, etc.
Luego vimos también datos concretos como los de creación de nuevas empresas aquí en Melilla, la tasa de empresas consolidadas o la tasa de emprendedores potenciales.
Ya en una segunda parte hicimos una técnica de 'brainstorming', que traducido al español es una lluvia de ideas para generar nuevas ideas empresariales.
¿Y desde su perspectiva, cómo se ve este ecosistema empresarial? ¿Los melillenses son emprendedores?
Aquí en Melilla hace falta bastantes políticas o programas políticos que fomenten más el emprendimiento. Emprendedor potencial son aquellas personas que tienen intención de crear una nueva empresa a medio o a largo plazo, aunque todavía no la hayan creado. Esa tasa aquí en Melilla es de tan solo el 2%, mientras que la media nacional es del 10%. Y de hecho somos los últimos a nivel nacional con la menor tasa de emprendedores potenciales.
Entonces, claro, eso a la larga repercute en el crecimiento económico: si no se crean empresas, luego las tasas de empleo quedan estancadas. Hay que tener en cuenta que son los empresarios los que crean empleo. Esto da lugar a que luego haya altos índices de desigualdad social, que haya mucha gente y sobre todo muchos jóvenes que deciden emigrar, debido a la falta de oportunidades laborales. Ese dato hay que mejorarlo.
Hay que fomentar el tema del emprendimiento, ya sea a través de ayudas, a través de programas, etc. con el objetivo de mejorar el tema del ecosistema emprendedor aquí en Melilla. Aquí apenas se percibe un entorno en el cual un emprendedor potencial se vea respaldado o apoyado para llevar adelante nuevas ideas.
Es cierto que se suele decir que en momentos de crisis es cuando surgen las grandes ideas empresariales. Pero, ahora mismo, y con la situación económica que vivimos, ¿no es un poco suicida eso de lanzarse a abrir un negocio?
Efectivamente. Hay que tener en cuenta que de las crisis surgen oportunidades. Es cierto que en estos momentos, por la situación global económica, no solo a nivel internacional sino también nacional y local, todo eso genera incertidumbre; tanto de manera directa como indirecta. Y claro, hay gente que decide no embarcarse en un proceso emprendedor, en una idea de negocio, por toda la incertidumbre que genera.
Por eso yo me reitero en la idea de impulsar programas que guíen a una persona que en un principio no tiene ni los conocimientos ni las habilidades suficientes para emprender, que se encuentre en una fase de miedo, podríamos decir, a que mediante esos programas se le vaya guiando y apoyando. Y estas medidas tienen que ser sostenidas en el tiempo, a medio y a largo plazo. Todo eso, al final, favorece el espíritu emprendedor aquí en Melilla.
Para emprender también hace falta una inversión económica. Esto puede ser un obstáculo, sobre todo para los jóvenes. Porque ideas se pueden tener muchas…
Sí, sí, claro. Por supuesto. El primer obstáculo que se encuentra mucha gente es ese: tengo una idea pero no tengo la suficiente financiación para llevarla a cabo. Ese obstáculo se puede resolver si se ofrecen ayudas financieras. Aunque es cierto que ese tema no lo conozco tanto porque yo soy académico y no emprendedor.
Y aquí en Melilla, ¿qué nichos de mercado puede haber? Se suele hablar, sobre todo, del tema de las nuevas tecnologías o de las ventajas fiscales ¿Nuestra ciudad puede incitar a emprender?
El tema de que un entorno sea más emprendedor o no, es que no solo depende de las instituciones políticas o gubernamentales. Estas instituciones juegan un papel clave, y a la vista está, pero también depende mucho del contexto cultural de la ciudad.
Si por ejemplo en el entorno la mentalidad de los individuos que conviven en del tipo: bueno, pues yo estudio, y en base a la titulación que me saque busco un trabajo u oposito. Esa cultura se da mucho en España y en Melilla está bastante acentuada: aquí hay mucha mentalidad de funcionario.
Somos inmovilistas…
Sí, desde luego. Si uno se va, por ejemplo, a Estados Unidos, allí la mentalidad es totalmente diferente. Por lo tanto, el peso no recae solo en las instituciones, que por supuesto que juegan un papel clave, pero luego hay que tener en cuenta otros factores relacionados con el contexto social.
En Melilla pasa un poquito eso: el contexto cultural no es tampoco muy favorable para emprender. Pero también creo que ese contexto cultural se puede cambiar a medio plazo. Si desde las instituciones se lanzan programas, se lanzan políticas y se van fomentando a lo largo del tiempo este tipo de iniciativas, se va a producir este cambio en los ciudadanos.
Los asistentes al taller que ha impartido, ¿tenían ideas para emprender?
Sí, sí. Y me preguntaban precisamente por posibles nichos de mercado. Querían saber si hay ideas de negocio rentables aquí en Melilla. Y yo siempre contesto lo mismo: que una idea sea rentable o no, depende de cada persona. De los gustos de esa persona, de sus preferencias, de su experiencia pasada, etc.
Yo tengo unas características personales que me hacen pensar de una manera y que difieren de las de otra persona. Eso, queramos o no, influye mucho a la hora de poner en marcha una idea. Hay que sentir pasión y motivación por esa idea de negocio. Si no, las posibilidades de fracasar serán mucho mayores. Es que emprender es un proceso individual, depende de cada individuo.
Efectivamente, durante el taller sí que me hablaban mucho de las nuevas tecnologías como nicho de mercado y de las ventajas fiscales, por ejemplo relacionadas con las empresas de juego. Si montan su sede aquí, eso da empleo a varios melillenses. Y si esas ventajas se extrapolan a otros sectores, pues atraerá a más empresas.
La mayoría de los que acudieron al taller ya tenían en mente ideas y un espíritu empresarial. Es decir, que eran emprendedores potenciales, porque tenían intención de crear una empresa en el futuro. Por ejemplo, veían cosas que faltaban en Melilla y que se podía aprovechar para montar algo.
Quién legria voy e emprendi