El Gobierno de España contestó hace poco al senador de Compromís, Carles Mulet, que las mejoras que necesita el aeropuerto de Melilla para evitar que cada vez que tengamos nubes bajas no puedan entrar los aviones a la ciudad no se pueden acometer porque dependen de Marruecos.
Textualmente, el Ejecutivo central responde a Mulet que mejorar la situación operativa y alinear la maniobra instrumental de aproximación con la pista no es un problema de necesidad de nuevas instalaciones o de más inversiones sino que requiere la autorización de Aeronáutica de Marruecos.
No contento con la respuesta, el senador ha vuelto a la carga y ha trasladado al Gobierno los argumentos del personal del aeropuerto de Melilla que disiente de la explicación que da el Ejecutivo.
Ahora la pregunta va dirigida a AENA y se centra en explicar primero que no somos solo el aeropuerto de Melilla sino una aeródromo que de toda la vida presta servicio a las poblaciones vecinas de Berkane, Oujda y Nador. Por tanto, Mulet considera que deberíamos tener una pista más larga y una aproximación más segura, pero, sobre todo, más moderna.
Son muchos los expertos que consideran que los problemas del aeropuerto de Melilla se pueden resolver en España sin necesidad de negociar permisos con Marruecos. La teoría es la siguiente: los problemas del aeropuerto local podrían solucionarse con un sistema de aproximación RNP, que consiste en una serie de parámetros de precisión, disponibilidad, integridad y continuidad que deben cumplir los equipos de navegación de avión para poder volar en determinadas zonas. Básicamente aportan la flexibilidad necesaria al permitir aproximarse en curva sin ayuda terrestre.
Según explica Mulet en su pregunta al Ejecutivo, el RNP ha sido una buena solución para operadores de América Latina que tienen que maniobrar en aeropuertos con problemas de acceso, ubicados en zonas montañosas o en espacios aéreos congestionados.
El sistema RNP lo tienen aeropuertos como el de Monte Arruit o el de Málaga y la pregunta del millón es por qué no lo tiene Melilla.
En este sentido, el senador Mulet interpela al Gobierno sobre si es posible aplicar estos procedimientos RNP en el aeropuerto de nuestra ciudad y cuánto tiempo se tardaría en implementarlo.
También le hace una pregunta envenenada preguntándole cómo piensa ampliar la pista de Melilla si tiene una previsión de inversión de 5,8 millones de euros en el período comprendido entre 2022 y 2026. Para que se entienda, el Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA) solo prevé invertir en Melilla 1,4 millones de media al año en una infraestructura vital para la conectividad de la ciudad.
Los problemas del aeropuerto de Melilla no son recientes. Llevamos muchos, muchísimos años, sufriendo cancelaciones como las del primer fin de semana de inicio de las vacaciones de julio que dejó en tierra durante varios días a casi medio millar de melillenses. Fue un desastre. El caos más absoluto.
En esta legislatura hemos comprobado que da igual quién esté en Madrid. No hay planteamientos alternativos para solucionar el problema. Porque suponiendo que nuestra única carta sea negociar con Marruecos, vamos más que tarde en la negociación.
Vemos con qué facilidad Rabat compra el gas licuado en el extranjero, lo regasifica en una planta española y lo recibe a través del gasoducto Magreb-Europa.
Sin embargo, nosotros, en el mismo tiempo, no somos capaces de reabrir la aduana comercial de Melilla y ya no hablemos de plantear la ampliación del aeropuerto de Melilla.
Como mínimo hay que preguntar al Gobierno de Pedro Sánchez cuándo fue la última vez que planteó a Marruecos la ampliación de la pista del aeropuerto de Melilla y cuántas veces lo ha hecho en esta legislatura. Nos sorprenderá la respuesta. Apuesto a que ese tema o no es prioritario o no está sobre la mesa.
Tampoco hemos visto que se haya llevado el tema al Congreso. Sencillamente es un tema tabú y se da por hecho que Marruecos dirá que no, cuando sería, como mínimo interesante, ponerle a prueba.
En Melilla estamos muy abandonados de la mano de Dios en temas de conectividad. Ahora que el PP saca pecho de lo mucho que hizo para incrementar la oferta también hay que recordarle que con ellos perdimos el barco rápido, el médico a bordo de los barcos y algún verano nos quedamos sin billetes ni caros ni baratos para entrar o salir de la ciudad. Ahí está la hemeroteca.
Pero es cierto que el transporte marítimo y aéreo se ha deteriorado muchísimo tras la pandemia. Eso es una realidad que seguramente ha influido. Luego ha venido la guerra de Ucrania... En fin, se nos acumulan los pretextos para justificar nuestra incomunicación. Eso sin contar con los problemas que tenemos para salir los fines de semana a Marruecos.
Este sábado, por ejemplo, hubo una protesta en el paso de Melilla a Beni Enzar, en la parte marroquí de la frontera. Los melillenses protestaron por las demoras, en opinión de muchos, injustificadas que los aduaneros marroquíes provocan con su excesivo celo en los controles.
Esto no es nuevo. Llevamos años sufriendo esta situación, pero no se resuelve ni con unos ni con otros.
Si Melilla estuviese en manos de Gran Bretaña se acabarían todos los problemas. Pertenece a un país cobarde, acomplejado, sin rumbo y sin dignidad.