El pasado domingo, un vehículo de la Policía Nacional sufría un ataque en La Cañada, un suceso que a día de hoy sigue trayendo cola.
No es para menos, dado el alcance del incidente. Tras haber sido apedreado el coche, en el que viajaban dos agentes, unos vándalos lograron robar una escopeta del armero del automóvil. Actualmente se desconoce el paradero de ese arma de fuego.
El jueves, siete furgones de la Policía llevaron a cabo una redada en ese barrio periférico de Melilla, que se saldó con la incautación de 15 dosis de hachís y la recuperación de material robado de un furgón de la Unidad de Intervención Policial (UIP) en 2014, según informó el Cuerpo. En esa intervención no hubo ningún detenido, aunque sí se identificó a 35 personas y se registraron 25 coches.
Ayer, los agentes regresaron a este barrio y en la redada que practicaron intervinieron nuevamente sustancias estupefacientes, así como dos navajas y algún que otro objeto contundente.
Tanto esta operación como la del día anterior fueron justificadas por la Policía Nacional como “dispositivos de prevención de la delincuencia”. No obstante, fuentes consultadas por este diario reconocieron que seguirá habiendo nuevas redadas con el fin de hallar la escopeta robada del vehículo policial asaltado el domingo.
Ayer, a las nueve de la noche, una hora después de finalizar la operación policial en La Cañada, tuvo lugar una manifestación en la Plaza de España para reclamar más seguridad en nuestras calles. Estaba convocada desde hace días por Opinión Popular de Melilla, un grupo surgido de la red social Facebook.
Según la Policía, acudieron entre 350 y 400 personas, que serían el doble de acuerdo con los convocantes. El número, venga de una fuente u otra, no es nada desdeñable en una ciudad como la nuestra.
Los manifestantes reclamaban el aumento de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad para prevenir la delincuencia, una petición que ya formulan desde hace tiempo sindicatos policiales y asociaciones de guardias civiles.
Quizá ha llegado el momento de que las autoridades escuchen estas demandas. Episodios como el sucedido en La Cañada el domingo prueban que hay razones para que estemos preocupados.