En ocasión del Día Nacional de la Epilepsia, el neurólogo Jesús Romero Imbroda, vicesecretario del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Melilla (ICOMME), dio a conocer que de esta enfermedad existen en España aproximadamente entre 60 y 70 casos por cada cien mil habitantes, por lo tanto, “corresponden unos 60-70 a Melilla”.
Precisamente por esas bajas cifras de incidencia no hay que crear sensación de alarma en la sociedad, pero también debido al hecho de que actualmente se dispone de muchos fármacos para atenderla e “individualizar el tratamiento según las características clínicas del paciente, buscando un perfil de efectos secundarios bajo-nulo y sin nuevos ataques una vez que diagnosticamos”, según aseguró en una nota de prensa publicada por la entidad a la que pertenece.
El experto también se refirió a concepciones generales sobre este padecimiento, así como sus diagnósticos y las vías empleadas usualmente para manejarlo. Romero definió la epilepsia como “una enfermedad neurológica en la cual se provoca una alteración en la actividad cerebral cortical y se produce una disfunción por descargas neuronales anómalas”.
Explicó que puede darse una crisis generalizada según donde se encuentre esa actividad eléctrica en la corteza cerebral. Esto último conduciría a convulsiones de las cuatro extremidades, así como a pérdidas de conciencia y recuperación lenta.
En cambio, las crisis pueden ser focales y estas “cursan con movimientos repetidos de una extremidad o incluso algunas alteraciones cognitivas asociadas en formas de auras”. Los anteriores son síntomas que podrían anteceder tanto a una crisis epiléptica como a alteraciones cognitivas, entre ellas, trastornos del lenguaje.
El origen de este padecimiento puede ser genético o de índole desconocida. Manifestó que pueden darse antecedentes en familiares cuyos cerebros se hallan bien estructuralmente, “pero el paciente tiene crisis y episodios de convulsiones que suceden si no se pone tratamiento”.
Además, declaró que dicha enfermedad puede ser secundaria a otra que haya dañado previamente el cerebro, como un traumatismo craneoencefálico, un ictus o el propio envejecimiento de ese órgano a partir de afecciones neurodegenerativas.
Por último, insistió que en pueden ocurrir casos más extremos como las llamadas epilepsias refractarias, “que son difíciles de tratar”. Pese a esto, existen unidades avanzadas para tratarlas en hospitales de tercer nivel, donde también podrían llevarse a cabo cirugías de la epilepsia si la persona aquejada tiene riesgos de sufrir crisis complejas de controlar mediante fármacos.
Gran Doctor tenemos la suerte de tener en esta Melilla D, Jesus Romero Imbroda al cual hay que agradecerle que tenga su consulta en esta ciudad y que estemos agradecidos con su sabiduria y experiencia puesta al servicio de lo que lo necesitan.